Page 167 - Mitos y otros relatos de la Antigua Grecia
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La presencia del fuego estuvo en estrecha relación con los dioses, aunque tam- bién como se desprende de este mito, ya aparece una rebelión contra las divi- nidades opresoras y Prometeo nos muestra que le roba poder a Zeus con el único objetivo de proporcionar discernimiento a los humanos y libertad a la humanidad.
9 | Orfeo y Eurídice
En este mito, posiblemente se cuente la historia de amor más antigua.
Orfeo, además de ser un joven muy apuesto y héroe de la mitología griega, era músico e hijo del dios Apolo y de Calíope (una musa inspiradora de la poesía épica y la elocuencia) de quienes hereda el don de la música y la poesía.
Si Apolo era el mejor músico entre los dioses, Orfeo era el mejor músico entre los mortales y también cantante con capacidad increíble para con- mover a todo ser vivo. Según los relatos, cuando tocaba su lira las fieras se calmaban y los hombres se reunían para escucharlo y así gratificaban sus almas.
Se dice que acompañó a Jasón y a los argonautas en la búsqueda del vello- cino de oro, marcándoles el ritmo con su música a los remeros y pro- tegiendo a sus compañeros del encanto que irradiaban las sirenas, neu- tralizándolas, mientras ellas con sus cantos embelesaban a los marineros llevándolos hacia la muerte.
También en ocasiones de pelea, apaciguaba los ánimos de las gentes con su música.
Orfeo maestro de los encantamientos, era de origen tracio (noreste griego) y en su honor se desarrollaron los “misterios órficos” u “orfismo”, corriente religiosa que practicaba un peculiar ascetismo con rituales musicales bastante comunes en la Antigua Grecia, de los cuales no hay mucha información.
Después del viaje con Jasón y los argonautas, Orfeo regresó a Tracia, lugar donde encontró a una ninfa llamada Eurídice, de la que quedó com- pletamente enamorado. Con su lira y su canto enamoró a la bella Eu- rídice, logrando que ese sentimiento fuese recíproco.
Con el paso del tiempo decidieron casarse y Orfeo invitó a Himeneo, dios del matrimonio para que los acompañe. Pero quiso el destino que ese mismo día, paseando Eurídice por un prado de Tracia se cruzase con Aristeo, el que trata
  Dr. Juan Carlos Miller |165|
 























































































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