Page 177 - Mitos y otros relatos de la Antigua Grecia
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* Primero es la virtud, luego es el renombre...si ambos se obtienen... qué más puede querer el hombre?
* Aprended a limitar vuestras ambiciones...es un funesto delirio suspirar por lo que no se puede tener...
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Continuando con el “Ciclo Tebano”, digamos que Tebas es una ciudad de Grecia ubicada 48 km al noroeste de Atenas, al norte de la cordillera de Citerón, la que separa las zonas de Beocia y Ática, llegando a ser la ciudad más grande de esa región y jugando un papel muy importante en la mitología griega como lugar de las historias de Cadmo, Edipo, Dionisio y otros perso- najes míticos.
Su fundador y primer rey fue Cadmo y del que uno de sus hijos, Polidoro fue el bisabuelo de Edipo. Polidoro tuvo, a su vez un hijo llamado Lábdaco (abuelo) y éste tuvo a Layo que tras casarse con Yocasta fueron los padres de Edipo.
Luego de largos e infructuosos intentos del matrimonio por tener descenden- cia, Layo se dirigió al Oráculo de Delfos para saber sobre el futuro de este deseo, a lo que el Oráculo le contestó afirmativamente, tendrían un hijo, pero el vástago ya crecido lo mataría y se casaría con su madre...
Este preocupante vaticinio hizo que Layo tratase de evitar intimar con su esposa, pero ella deseosa de tener un hijo extremó sus artes de mujer y así logró su anhelado embarazo.
Layo angustiado y perseguido por el terrible vaticinio del Oráculo, decidió después de nacido el niño deshacerse de él y optó por dárselo a un pastor de su confianza para que lo abandone, luego de haberle pasado por sus tobillos unas argollas con ataduras que fijaban sus dos pies.
El pastor se apiadó del pequeño y decidió dárselo a otros pastores que cuidaban caballos para el rey Pólibo de Corinto y ellos fueron quienes se lo entregaron a Pólibo y su mujer la reina Mérope, quienes no tenían descendencia.
La reina le puso el nombre de Edipo, que significa “el de los pies hinchados” y lo criaron muy bien, hasta que el joven Edipo llegó a ser muy inteligente y vigoroso, aunque nunca le llegaron a comentar sobre la realidad de su paterni- dad, haciéndole creer que eran ellos sus verdaderos padres.
Dr. Juan Carlos Miller |175|