Page 23 - Mitos y otros relatos de la Antigua Grecia
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Fue entonces que miles de griegos acudían a este dios con sus preguntas para conocer su futuro. Así este oráculo se fue transformando en mucho más que un sitio para adivinar el futuro, ya sea inquiriendo acerca de muy variados temas, como transacciones comerciales, cuestiones políticas, sobre movimientos béli- cos, como para las dudas de cualquier índole que se presentasen y lógicamente también, para sentirse seguro en las futuras relaciones personales y afectivas.
Eran los dioses quienes podían tener esas difíciles respuestas, pero para llegar a obtener respuestas de ellos, era imprescindible recurrir a intermediarios (pitonisas o sacerdotes) que, como dice Ana Echeverría Arístegui, eran videntes profesionales que ofrecían sus servicios, los que manejaban con técnicas muy valoradas por las gentes y consideradas tan importantes que las ubicaban por debajo solamente de la medicina.
Si el problema a tratar era tan trascendente y si quien hiciese la consulta tenía los medios necesarios, se le consultaba a un Oráculo y el más prestigiado du- rante mil años fue sin duda el Oráculo de Delfos, al pie del monte Parnaso donde concurrían también intelectuales, reyes y políticos.
Cuenta otra leyenda que, tras soltar Zeus a dos águilas en el extremo del universo, ambas se cruzaron en las laderas del monte Parnaso. En ese punto preciso, Zeus depositó el ónfalo (piedra esculpida que señala a Delfos como el ombligo del mundo). Pitia, la gran serpiente hija de Gea, que es- taba destinada a proteger el lugar, muere a manos de Apolo el que, tras adquirir el don de la profesía manda a construir un templo para que los hombres fuesen a preguntar por su futuro.
Oráculo de Delfos, restos del templo de Apolo
Dr. Juan Carlos Miller |21|