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•  Umh, dependiendo si es que es que ya estamos casados tenemos una familia y somos así ¡sí! Pero si somos estudiantes, amigos, no, nunca.
                  (Francisco, 16 años)
            •  … no lo haría porque ya no, ¡depende!, bueno si es que ya todavía no quiero tener hijos yo no lo haría, pues tendría que aguantarme.
                  (David, 16 años)



          Las palabras de ambos adolescentes corroboran su compromiso con su salud reproductiva, según mi análisis,
          opinión influida por la edad en la que se encuentran y condición económica actual, que en su conjunto,
          refuerzan la idea de que el embarazo no es más un asunto exclusivo de mujeres, ya que:


            La percepción de que el momento de embarazarse depende de la mujer (sea porque así
            lo decidió, no hizo uso de algún método anticonceptivo o hubo falla del método) [ya no]
            se sustenta [más] en que el varón considera que es responsabilidad [exclusiva] de la
            mujer [el] adquirir y usar algún método de anticoncepción. 15

          Por otra parte, la frase “tendría que aguantarme”, cuestiona totalmente la idea de que la “animalidad”, pueda
          ser considerada como condicionante de cierto tipo de conductas en cuanto a sexualidad varonil se refiere.
                                                                                 16
          De los 43 adolescentes que comprenden ambos grupos, ninguno rechazó el uso del condón, nueve se incli-
          naron por un uso ocasional y 34 lo aceptaron (figura 3).



                                          fiGura 3
               aceptación de uso de preservativo Mostrada en los dos Grupos de adolescentes varones



               REChAzO                                               ACEPtACIóN
               (NINGUNO)                                                (34)



                                      USO OCASIONAL
                                          (9)

             Nota: El hecho de poner a los extremos ítems como “rechazo”, y “aceptación, es para tener una idea de cómo se ubican las
              opciones que registran el grado de aceptación del uso de preservativo. El colocar a quienes reconocieron darle un “uso
              ocasional”, en la parte central del modelo de la recta numérica, es para identificarlos y evitar confundir los resultados.



          De los 43 adolescentes que comprenden ambos grupos, cinco aceptaron portar un preservativo en la billetera,
          29 “No”, uno dijo que era “raro” que lo portara y otro que “a veces” lo hacía; los siete restantes, no respondieron
          a la pregunta (figura 4).


                                          fiGura 4
                         preferencia de los adolescentes por portar un preservativo
                              en la billetera  en los dos Grupos estudiados



                  Sí                                                    NO
                 (5)                                                    (29)


                                   A VECES         RARA VEz
                                     (1)             (1)
           Nota: Aquí, aunque no se delinea una aparente coherencia con las figuras anteriores, es interesante considerarla, ya que aunque
           la mayoría reconoce “no” portar un preservativo, se debe en parte al temor que despierta el ser objetos de estigma en caso de ir
             a adquirir uno, así como el conocimiento que se tiene (de la fricción o daño al método –maltrato-), por andarlo cargando.
              Asimismo, se reconoció que no son propensos a tener relaciones sexuales espontáneas, por ello el que no carguen uno.




                                                                                    Foto: Juan Carlos Castro Ramírez, derechos del CNEGSR, Secretaría de Salud.
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