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diograma que hubiese revelado un infar- Asimismo, un programa que enfrente la
to del miocardio en proceso. Un hombre situación de salud de las mujeres debe
jubilado con depresión va cayendo lenta- superar el centrarse sólo en su periodo
mente en el alcoholismo sin ser capaz de reproductivo sin atenderlas a lo largo de
pedir ayuda y sin que le sea detectado todo el ciclo de vida. Al respecto, última-
dicho problema de salud mental. Como mente han aumentado los estudios que
se sabe que el infarto es típico de los muestran también percepciones y situacio-
hombres y la depresión es más carac- nes distintas de envejecimiento que tienen
terística de las mujeres, estos datos que ver con la socialización de género.
influyen frecuentemente en los diagnósti- De la misma manera, un acercamiento
cos. Asimismo, el género (tanto como la integral hacia los hombres debe incorpo-
clase o la etnia) permea el tipo y la cali- rar las perspectivas de género y ciclo de
dad de la relación paciente-médico o enfer- vida. Aunque parece obvio, el avance de
mera, y dichas creencias condicionan la estrategias desde esta perspectiva no será
comunicación, la escucha, la calidad de tal si no tienen el respaldo de una progra-
la información, etcétera. mación y una presupuestación que integre
estos puntos de vista y los respalde con re- Referencias bibliográficas
El género ha estado presente también en la cursos (Hofbauer y cols., 2002).
historia de la medicina; por ejemplo en Heise, L, Pitanguy, J, Germaine, A
(1994), Violence against women:
la distribución y reconocimiento de las Hemos planteado al género como una cate- the hidden health burden,
profesiones. De hecho, la consagración de goría que nos permite analizar muchas de World Bank Discussion Paper 255,
Washington, D.C.
la medicina como profesión reconocida las diferencias en los procesos de salud-
Herrera, C, y Campero, L (2002),
en las universidades del Medioevo con- enfermedad de mujeres y hombres. Asi- “La vulnerabilidad e invisibilidad de
llevó al progresivo desplazamiento de mu- mismo, esta visión nos da elementos pre- las mujeres ante el VIH/SIDA: cons-
chas prácticas populares que llevaban a ventivos en relación con la socialización tantes y cambios en el tema”, Salud
cabo mujeres (parteras, yerberas, etc.), que deben incluirse en los programas de Pública de México, vol. 44, núm. 6,
noviembre-diciembre.
muchas de las cuales terminaron siendo educación y promoción de la salud. La
juzgadas por la Inquisición europea e in- perspectiva de género no nos va a expli- Hofbauer Balmori, H, Sánchez-
Hidalgo, D, Zabadúa Yáñez, V
cluidas en la quema de brujas (Ehrenreich, car todo, pero nos permitirá una mirada (2002), Presupuestos sensibles
1981). Los procesos de transformación más compleja y completa no sólo de las al género. Conceptos y elementos
básicos, México, SSA.
aún no terminan; de hecho, en el campo necesidades específicas de las mujeres y
de la salud, la medicina se está volviendo los hombres, sino de las consecuencias de INEGI (2001), Mujeres y hombres en
México, Aguascalientes.
a feminizar, como ya lo ha hecho la psi- atender o desatender los múltiples costos
cología, aunque los puestos directivos y las desigualdades que existen en este Kimmel, M (1992), “La producción
teórica sobre la masculinidad:
suelen estar en manos de hombres. terreno. nuevos aportes”, en Fin de siglo:
género y cambio civilizatorio,
Ediciones de las Mujeres, núm. 17,
A futuro, la perspectiva de género debe Santiago de Chile, Isis Internacional.
irse tranversalizando en forma progresiva
Lara, M A (1991), “Masculinidad-
en las políticas y programas (Promsa, feminidad y salud mental, Importancia
2002). Es importante que, al incorporar la de las características no deseables de
perspectiva de género a los programas, los roles de género”, Salud Mental,
14 (1): 12-18.
esto se haga desde una visión que busque
construir relaciones de mayor equidad y Promsa (2002), Programa
de Acción. Mujer y Salud,
no reforzar inconscientemente estereoti- Secretaría de Salud, México.
pos que apunten a reforzar las desigual-
Seidler, V (2001), “Masculinidad,
dades existentes. Ejemplos de esto son discurso y vida emocional”, en J. G.
los antiguos programas de planificación Figueroa y R. Nava, Memorias del
seminario-taller Identidad, masculi-
familiar en México, que invitaban a los na, sexualidad y salud reproductiva,
hombres al son de “Si eres tan macho, México, Colmex.
¡planifica tu familia!” o un programa na- Secretaría de Salud (2002),
cional en Zimbabwe, donde el lema diri- Programa Nacional Hombres y
Salud, México, SSA.
gido a los hombres fue el de “Tú estás en
control”. En estos dos casos, se invita a Szasz, I (1999), “Género y salud:
propuestas para el análisis de una
los hombres a participar en la anticon- relación compleja”, en M. Bronfman
cepción, pero desde una posición que re- y R. Castro (coords.), Salud, cambio
fuerza los valores masculinos tradiciona- social y política. Perspectivas desde
América Latina, México, Edamex.
les y la inequidad de poder en la pareja.
7 Género y Salud
en cifras