Page 22 - GÉNERO Y SALUD EN CIFRAS • Volumen 8, No. 1 • Enero-Abril 2010
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dIscusIón y conclusIones



          Comprender la enfermedad implica no sólo identificar las fa-  Así, la construcción social de género de las identidades de
          llas orgánicas que se presentan, sino lo que pasa socialmen-  los individuos determina no sólo la manera de ser tratado/a,
          te con el individuo cuando es atravesado por el sufrimiento  sino de sentir y expresar. La incapacidad de cuidar que les
          que causa la misma. Para este fin, el estudio de la experien-  es atribuida a los padres, no sólo los limita, sino permite la
          cia como herramienta conceptual que acude a las vivencias  persistencia de patrones de cuidado y atención generizado.
          como veta de conocimiento, es una vía idónea.        La continua naturalización de los roles de género, tanto
                                                               de las cuidadoras como de los pacientes, hace evidente la
          El carácter impredecible y progresivo de los padecimientos  problemática que hay respecto a la identificación de ciertas
          que estudiamos crea situaciones estresantes en la vida coti-  actividades y formas de expresión en razón de ser hombres
          diana para las familias y para las personas que sufren estas  o mujeres.
          enfermedades. La EM y EP son la suma de una variedad de
          eventos particulares que ocurren en la carrera de enfermedad  Lo relevante de estudiar el contexto del cuidado y la en-
          y que contribuyen al desarrollo de un estilo de vida, así la  fermedad, es que además de estudiar la complejidad de los
          enfermedad se vuelve inseparable de la historia de vida.  procesos mórbidos, abre la reflexión a otros temas que ad-
                                                               quieren nuevas dimensiones. Específicamente, el maltrato
          Los significados atribuidos a la enfermedad por las personas  en la díada cuidador/a-paciente, es algo que debe considerar-
          que cuidan y por las personas enfermas pueden amplificar  se con mucho más atención. Ya en algunos trabajos  se ha
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          o disminuir los síntomas, exacerbar o limitar la discapacidad  demostrado cómo existe gran posibilidad de que la violen-
          e impedir o facilitar el tratamiento. Así lo observamos en los  cia se presente en este espacio, igualmente es muy probable
          testimonios de las y los participantes respecto a la mane-  que, como en otros contextos, se normalice, aún más cuando
          ra en que reconocen y son reconocidos por la enfermedad.  la enfermedad se vuelve el centro de atención.
          Este hallazgo es de gran relevancia debido a que existe evi-
          dencia que indica que al examinar estos significados es po-  El estudio que presentamos tiene algunas limitaciones: sólo
          sible romper con el ciclo que amplifica la aflicción y además  se entrevistó a un cuidador varón y la población se circuns-
          contribuye a proveer un cuidado más afectivo. 1      cribe a las personas que acuden a los grupos de apoyo. No
                                                               obstante, la reflexión que presentamos deja suficientes pun-
          El proceso de enfermedad y atención descrito por cuidado-  tos de partida para profundizar con posterioridad en: las re-
          ras/es y pacientes está atravesado por el género. No es sólo  laciones de género en la salud y enfermedad, las condiciones
          respecto al depósito del cuidado en las mujeres, es además:  sociales que se presentan o agudizan en los contextos de las
          cómo son cuidadas las mujeres, cómo es interpretada la au-  enfermedades crónicas, la necesidad de construir una inter-
          sencia en el cuidado de los varones, cómo son comprendidos  faz entre instituciones, comunidad y familia para redistribuir
          y reconocidos los procesos mórbidos y las consecuencias so-  el cuidado, la construcción cultural del padecer, entre otros.
          ciales de estar enferma/o y cuidar a alguien enfermo.

          En particular, la feminización de la labor del cuidado responde
          a patrones sociales que se explican por la división sexual de
          trabajo, en donde la labor de reproducción es designada a las
          mujeres e invisibilizada. Como dice Robles, el cuidado, al estar
          social y culturalmente construido, como una tarea femenina,
          está perneando igualmente por los símbolos y normas que
          operan para las mujeres. 24













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