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GÉNERO Y SALUD EN CIFRAS




             sexualidad atravesadas por el género en la producción de condiciones que
             obstaculizan el acceso de las mujeres a la detección temprana y atención
             oportuna del CACU, especialmente en América Latina, pues, la mayoría de
             las investigaciones con este enfoque se han realizado en África o Asia.

             La literatura revisada sugiere que las asimetrías, los papeles y las normas
             de género que rigen la vida y el control del cuerpo y la sexualidad de
             hombres y mujeres parecen influir en la decisión que ellos y ellas toman
             para que las mujeres se hagan o no el PAP. También se observa que
             la decisión depende en gran medida de la subjetividad femenina y
             masculina construida desde las expectativas sociales sobre lo femenino y
             lo masculino, la sexualidad y el cuerpo a partir de una identidad social de
             género que transmiten las instituciones sociales y las personas aprehenden
             paulatinamente, internalizan y se identifican con ellas hasta que
             conforman parte de la identidad y la subjetividad individual que norma las
             pautas de conducta.

             Dado que el género, la sexualidad y la simbolización del cuerpo son
             aprendidos, es posible deconstruir ese aprendizaje y modificarlo a favor de la
             salud. Lo anterior nos lleva a reconocer la importancia de incluir la perspectiva
             de género en los programas dirigidos a prevenir el CACU, incluyendo los de
             educación para la salud y la sexualidad, y también los servicios de salud.

             Es factible pensar que la promoción de relaciones de género más
             simétricas, la autonomía de las mujeres y la liberación del control de
             la sexualidad y el cuerpo femenino, así como, los estereotipos de la
             masculinidad y la feminidad y el empoderamiento de las mujeres pueden
             mejorar el acceso a los programas de tamizaje.

             Para que los servicios de salud y los programas atiendan la prevención y
             curación del CACU con perspectiva de género, se requiere que el equipo
             de salud tenga una formación dentro de esta visión, por ello, es necesario
             incluirla en la capacitación, en la licenciatura de las profesiones de la salud
             y en la formación de especialistas.

             Además, la incorporación de la categoría de género en la investigación
             del CACU, ayudará a dilucidar algunas de las incógnitas acerca del
             comportamiento, las prácticas y actitudes de las mujeres y también de
             los hombres hacía la prevención del CACU. Los métodos de investigación
             cualitativa son una valiosa herramienta y apoyo para el estudio de
             los factores sociales y culturales que condicionan el desarrollo de la
             enfermedad y/u obstaculizan la prevención oportuna de este problema de
             salud pública.


             La categoría de género parece una herramienta analítica prometedora
             para decodificar los símbolos, los significados, los valores, las prácticas y
             conductas construidas desde la socialización de mujeres y hombres que
             obstaculizan la prevención de esta enfermedad. Finalmente es necesario
             tomar en consideración que la OMS/OPS reconoce al género como una
             determinante social de la salud.



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