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Es importante señalar que esta situación, antes observada de manera predomi-  Investigaciones realizadas en diversas partes del mundo occidental,  ponen de   Fotografía: Juan Carlos Castro Ramírez, derechos del CNEGSR, Secretaría de Salud.
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          nante en familias con ingresos altos, ahora también se presenta en distintos   manifiesto que los TCA comienzan a abarcar a todas las clases sociales, no solo de
          niveles socioeconómicos. Tal como lo muestran los datos, el aumento fue gene-  las jóvenes de los países industrializados, sino que ya se aprecia un aumento en la
          ralizado y se dio por igual, en zonas urbanas y rurales. No debe olvidarse que la   incidencia de estos trastornos entre la población escolar y adulta de ambos sexos.
          desnutrición aún existe sobre todo entre la población infantil y preescolar y, en
          el grupo de escolares, la prevalencia de baja talla disminuyó en el sexo masculino   Si hacemos a un lado los datos acerca del problema epidemiológico que repre-
          de 16.1% a 10.4% y en el femenino de 16.0% a 9.5% entre 1999 y 2006.   senta la obesidad y nos acercamos al tema del cuerpo, en particular al ideal de
                                                               belleza impuesto por los medios de comunicación, enraizados en la cultura del
          Por otra parte, la población en México no está exenta de padecer otros Trastor-  adelgazamiento, observamos cómo las personas valoran su aspecto físico, le
          nos del Comportamiento Alimentario (TCA) como son la anorexia y bulimia,   prestan atención, lo que piensan sobre él, les preocupa y procuran modificarlo
          asociadas ambas con prácticas alimentarias de riesgo, particularmente el ayuno,   activamente, en otras palabras, se detecta el anhelo de poseer un cuerpo delgado.
          la inducción del vómito, la práctica de ejercicio excesivo y el uso de diuréticos y   La precocidad en la asunción de valores atribuidos al cuerpo “esbelto”, revela el
          laxantes, todas ellas con el fin consciente de perder peso.   incremento en las prácticas alimentarias de riesgo en edades más tempranas. 7,19,20


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          Según la información de la ENSANUT 2006,  la presencia de conductas ali-  Toro  argumenta lo absurdo de creer que la saturación social de argumentos y
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          mentarias de riesgo en la población adolescente (ya que no se investigó en los   prácticas a favor de la pérdida de peso, pudiera dejar incólume a la infancia. Para
          y las menores de 11 años), se ha convertido en un problema social. Los resultados   que un/a infante venza su hambre a causa de valores estéticos-sociales, la im-
          muestran que 18.3% de jóvenes de los dos sexos, reconocieron que en los tres   pregnación de éstos ha de ser brutal, afirma el autor. Una vez establecida tal
          meses previos a la encuesta les preocupó engordar, consumir demasiado, o bien,   influencia, la ausencia de todo sentido crítico y autocrítico en el pequeño (con
          perdieron el control para comer. El 3.2% de las y los adolescentes indicó haber   mayor frecuencia, la pequeña) puede constituir un problema humano y clínico
          practicado dietas, ayunos y exceso de ejercicio con el objetivo de bajar de peso.   de difícil solución.  Diversas investigaciones realizadas en niños y adolescen-
                                                                           19
                                                               tes, 4-7,19-20,22-25  muestran que a edades escolares la insatisfacción corporal es
          Datos derivados de la Encuesta sobre la Prevalencia del Consumo de Drogas   una realidad. Por lo tanto, la aparición de prácticas alimentarias de riesgo o de
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          y Alcohol en la Población Estudiantil del Distrito Federal de 1997,  mostra-  alguno de sus factores causales se presenta en edades cada vez más tempranas.
          ron que el 0.9% de los hombres y 2.8% de las mujeres, presentaban actitudes
          y prácticas alimentarias de riesgo. Otro estudio6 en el que se analizaron datos   Otros estudios han demostrado la influencia que tiene el suministro verbal pro-
          de tres años, 1997, 2000 y 2003, con el propósito de identificar las tendencias   adelgazante de los padres sobre sus hijos/as, 21-25  y la presión social en torno al
          de las prácticas alimentarias en estudiantes, registró un incremento generaliza-  culto al cuerpo esbelto, que ha sido más intensa en las mujeres y ha llevado a
          do de la prevalencia en la aparición de tres o más prácticas de riesgo, pasando   que hombres y mujeres perciban su cuerpo de diferente manera. 5,22-26  Según
          en los hombres de 1.3% en 1997 a 3.8% en el 2003 y, en las mujeres, de 3.4%   Toro, percibirse como obeso/a cuando no es así, implica un problema cognitivo
          a 9.6% en el mismo periodo.                          que solo podría ser explicado por algún tipo de aprendizaje impuesto por las
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