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Laura A. Pedrosa Islas
Mariana Yanes Esser
Centro Nacional de Equidad de Género
y Salud Reproductiva, Secretaría de Salud,
México
La salud tiene que ser entendida en un individuos definidos como mujer u hom-
amplio marco de referencia en donde bre, es decir, el género. Las posturas
intervienen condicionantes económicos, esencialistas suelen justificar estas dife-
sociales, políticos y culturales, que se de- rencias con referencia a la biología. Pero
rivan del proceso de globalización, por en realidad, las diferencias de género son
el que se ha generado una situación de potencialmente cambiantes en formas
interdependencia mundial. Así, resultan que la mayor parte de las características
conectadas las naciones, las economías y biológicas no lo son. El género, enton-
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también las personas. Lo anterior aca- ces, no es sinónimo de “sexo” ni de
rrea cambios en el proceso salud-enfer- “mujer”, sino la construcción social de la
medad-atención que pueden valorarse masculinidad y la feminidad elaborada a
como positivos o negativos. Si bien tales partir de las diferencias biológicas entre
cambios se ubican en las diferentes loca- hombres y mujeres.
lidades, su origen puede encontrarse en la
situación global. Tal interdependencia ha La división social de género adscribe a
favorecido la generación de acuerdos hombres y mujeres oportunidades, roles
internacionales que comprometen a los y responsabilidades específicas. Marca
gobiernos firmantes a atender la situación papeles, prácticas y relaciones sociales
de salud vinculándola a programas de entre y para ambos, generalmente
educación, equidad entre los sexos y pro- desiguales y jerárquicos (en tanto implica
moción de la autonomía de las mujeres. 2 una dimensión de poder), construidos a
través de instituciones sociales (como la
La salud se relaciona estrechamente con familia, el Estado, la Iglesia), sistemas
una serie de condicionantes próximas y simbólicos inscritos en los lenguajes,
lejanas que favorecen o no la presencia costumbres y ritos, sistemas de normas y
de enfermedades y con ello el proceso valores (jurídicos, científicos, políticos),
salud-enfermedad-atención. La cultura y las identidades subjetivas que pautan
forma parte intrínseca de todos los sis- nuestras formas de pensar, sentir y rela-
temas sociales y económicos y, como tal, cionarnos. Las variaciones que se
genera símbolos y significados que no se establecen entre géneros son utilizadas
ven, pero están presentes en cuanto hace- generalmente para justificar grandes
mos, pensamos y decimos, y dan sentido inequidades entre hombres y mujeres en
a toda actividad humana. el acceso a una amplia variedad de recur-
sos económicos y sociales. Asimismo,
En términos biológicos, la distinción más tienen impacto en la diferenciación de los
evidente entre mujeres y hombres son las patrones de salud y enfermedad de acuer-
diferencias entre sus sistemas reproduc- do con el sexo. 4
tivos. Estas variaciones anatómicas y
hormonales constituyen la base a partir El género, como categoría analítica, pro-
de la cual los individuos son adscritos a pone la reflexión y análisis de las condi-
un sexo particular. Sin embargo, repre- ciones como mujeres y hombres actúan
sentan sólo una parte del complejo con- en sociedad. Permite analizar también los
junto de criterios a partir de los cuales perfiles de salud y enfermedad, y ofrece
distinguimos lo femenino de lo masculi- la posibilidad de indagar cómo éstos se con-
no. Igualmente importantes son las carac- forman, a partir del conocimiento de las
terísticas definidas socialmente que las condiciones que los originan desde los ni-
diferentes culturas asignan a aquellos veles individual micro y macro sociales.
Género y Salud 6
en cifras