Page 41 - 2020_18.2_Neat
P. 41
Descifr3mo5
Además, la COVID-19 amenaza la participación de las mujeres en las
actividades económicas y las orilla al trabajo informal, caracterizado por la
precariedad y el poco o nulo acceso a prestaciones de ley y los servicios de salud.
En América Latina y el Caribe solamente el 67% de las mujeres participa en el
sector laboral formal, en comparación con el 93% de los hombres, y más de 126
millones de ellas laboran en el sector informal.
En México, la Población Económicamente Activa (PEA) femenina en agosto de
este año fue de 19.7 millones y la masculina de 33.5 millones, con una tasa de
participación económica de 38.9% en las mujeres en edad de trabajar y de 72.8%
en los hombres. Estos datos impactan en el tipo de acceso a los servicios de
salud que se encuentran diferenciados según la condición de pobreza y el sexo
de la persona.
Las mujeres dependen más de sus redes de parentesco para acceder a los
servicios de salud, solamente el 5% de las mujeres en pobreza tiene acceso
como titulares en la afiliación a estos servicios; mientras que 30% de las afiliadas
sin pobreza son titulares del acceso. En hombres, la titularidad crece, 16% en los
hombres con pobreza, y a 52% de los hombres sin pobreza.
En contexto de la pandemia, la vulnerabilidad por el acceso a la atención en
salud aumenta en las mujeres. En el mundo, la crisis de la COVID-19 aumentará
la tasa de pobreza de las mujeres y ampliará la brecha entre mujeres y hombres
que viven en pobreza extrema. Según la ONU, para 2021, por cada 100 hombres
jóvenes que vivan en pobreza extrema habrá 118 mujeres; en estas situaciones
de emergencia, las mujeres asumen la mayor parte del tiempo de cuidado de
la familia, ganan y ahorran menos, y tienen trabajos con menor estabilidad,
situación que se acentua actualmente.
Trabajadoras del hogar
Las tareas de cuidado atribuidas a las mujeres y su mayor exposición a la
precariedad del empleo están entre las causas que las exponen más a la
COVID-19. En ambos supuestos se encuentran las trabajadoras del hogar,
haciéndolas particularmente vulnerables, ya que enfrentan una mayor
exposición a riesgos en los hogares de las personas que la emplean, lo mismo
que cargas de cuidado más elevadas.
Figura 1. 9 de cada 10 personas que trabajan en labores domésticas son mujeres.
Fuente: Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2019/II
41