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Estos efectos tienden a ser más graves Según Arancibia et al. las emociones
cuando se sufre más de un tipo de
violencia (e.g. física y sexual) o episodios
repetitivos con el transcurso del tiempo,
como el caso de mujeres que además
de sufrir acoso sexual en la edad adulta
tienen antecedentes de maltrato en
etapas tempranas del ciclo de vida. En
15
general, el problema del HyAS es que
interviene en procesos interpersonales
significativos para la víctima como la
capacidad de tomar decisiones y de
llevar a cabo ciertas conductas con
asertividad. Dado que la autoestima es
el grado en que una persona se siente
amada, valiosa y competente, el vivir
actos violentos puede llevarla a sentirse
inútil, dependiente, abrumada, aislada
e indigna de afecto posibilitando la
aparición de síntomas depresivos y de
ansiedad.
17
El estado depresivo puede ser
duradero o recurrente de modo que
afecta sustancialmente la capacidad
de la persona de desempeñar su
trabajo, rendir en los estudios e incluso
de hacer frente a su vida cotidiana.
15
De forma similar a la depresión, “la
ansiedad afecta los procesos mentales,
tiende a producir distorsiones de la
percepción de la realidad, del entorno
y de sí mismo, interfiriendo con la
capacidad de análisis y afectando
evidentemente la funcionalidad
del individuo”. En este sentido,
16
las consecuencias psicosociales
también representan un elevado
costo económico; pues además de
los derivados del tratamiento para
las víctimas en los servicios de salud
mental, las mujeres que la sufren
pueden llegar a verse incapacitadas
para trabajar o ir a la escuela, perder
su sueldo, dejar de participar en
actividades cotidianas y escolares, y ver
menguadas sus fuerzas para cuidar de
sí mismas. 13,17
8 GÉNERO Y SALUD EN CIFRAS
6
desagradables que las víctimas
experimentan a partir de un evento
de acoso afectan sus posibilidades de
movimiento en los espacios donde
suelen desarrollarse, así como la
sensación de libertad y control sobre el
entorno. Por consecuencia, la tensión
en el ambiente laboral o escolar
provoca que las mujeres se muevan
con cautela y vivan con desagrado, pues
las agresiones sufridas limitan el libre
tránsito y frenan las posibilidades de
desarrollar capacidades individuales.
Además, si la institución en la que
se viven estas agresiones no da una
respuesta a estas violencias, se genera
la percepción en la víctima de que
el “ámbito donde ha experimentado
acoso sexual trata sus declaraciones
de lo sucedido con incredulidad o
incluso la culpabiliza, criticando su
comportamiento provocador”. 18
El silenciamiento frente a la violencia
de género y en particular respecto
al HyAS produce miedo, parálisis,
sumisión y -sobre todo- impotencia,
pues por temor a represalias no se
confronta al agresor especialmente
cuando se trata de una autoridad
docente. Asimismo, la gravedad
4
del caso se acentúa frente a la
imposibilidad institucional de
responder a las víctimas, y a la
inexistencia de estructuras formales.
2
El desarrollo de la investigación sobre
la violencia de género en diversas
universidades ha incentivado la
creación de medidas de atención
y prevención de ésta, además de
permitir el diagnóstico y diseño
de protocolos para la denuncia de
conductas de hostigamiento y acoso
sexual. Para continuar el estudio
11
de la violencia sexual que se gesta
en las instituciones de educación
superior y visibilizar las repercusiones
psicosociales que afectan la vida
académica de las víctimas, se llevó