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ABUSOS EXPRESIVOS HACIA FAMILIARES DE HOMBRES DE LA CIUDAD DE MÉXICO
no daña al cuerpo y subjetividad
de la persona que lo realiza; y se
presenta únicamente en las relaciones
interpersonales.
Parafraseando a los estudios de
masculinidades, estos casos se podrían
denominar como: hombres que
ejercen violencia masculina expresiva
en el hogar, dando la connotación
del acto violento y su vínculo con la
dimensión social del mismo (violencia
masculina y la expresión de afectación
a la salud); así se consideraría que
cada hombre tiene una experiencia
personal con respecto a la desigualdad
social que vive y la violencia que ejerce
y, al mismo tiempo, reproduce las
estructuras de poder y subordinación
dentro de la sociedad Occidental.
El locus de control de los hombres
sobre las relaciones con las mujeres
considera que los cambios en los roles
de las mujeres en el espacio público
son una situación que los varones no
pueden modificar aunque les genere
malestares. Cabría preguntarse, si
ésta es una percepción generalizada
en diferentes grupos de hombres
de la Ciudad de México y si ayuda a
entender los procesos asociados a
la violencia contra las mujeres en los
espacios públicos.
Estos hombres destacaron sobre
las acciones públicas: la ausencia de
difusión masiva sobre espacios que
los apoyen a detener su violencia
familiar y en otras problemáticas
de pareja que experimentan ellos,
así como la reeducación preventiva
en emociones para los hombres
jóvenes; la necesidad programas
sociales que apoyen a padres solteros;
y contar con prestaciones laborales y
seguridad social como se daba en
décadas anteriores. Estas necesidades
detectadas pueden resultar básicas
y estratégicas para el impulso de
acciones públicas con perspectiva
de género dirigidas a los varones,
además de brindar protección social
mínima a los trabajadores como parte
de la satisfacción de sus necesidades
básicas, es decir, como parte de sus
derechos humanos.
La misma intersubjetividad que
posibilita los abusos expresivos en
el ámbito familiar, forma parte de
un imaginario social de relaciones
jerarquizadas entre las personas
debido a sus diferencias de clase,
sexo, edad, materiales y simbólicas,
así como de prácticas de abuso de
poder naturalizadas en las relaciones
interpersonales y sociales. Se puede
considerar la presencia de un
ambiente con carácter violento que
brinda la lógica general de todo el
proceso de salud-enfermedad descrito
para los abusos expresivos. A partir de
los resultados, surgen interrogantes
sobre la experiencia de las parejas
mujeres en torno a estos abusos
expresivos, su atribución y reacciones,
así como sus significados sobre ella,
para abonar al conocimiento del
campo de la violencia doméstica.
Con base en la descripción de
las afectaciones psico-corporales
en hombres y el abuso expresivo
de este estudio, se considera
importante la realización de estudios
epidemiológicos, así como encuestas
locales y nacionales, sobre los factores
de riesgo asociados a la violencia
familiar de los hombres, destacando
entre sus variables a explorar a las
sociodemográficas y no sólo las
personales o relacionales en torno a
predisponentes a la violencia.
Partiendo de que los hombres
comunes que abusan de
sus parejas u otros familiares
presentan diferencias que resultan
importantes, por ejemplo, los
abusos principalmente expresivos
y los instrumentales, se consideran
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