Page 14 - REVISTA ADEH (VISTA PREVIA)
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                                                          RESEÑA                                              ADEH







                                                       un
        Nadine   describe   las   desmedidas   posesiones   de
        hombre    que   buscaba   algo   en   esp   ecial.   Aun
        poseyendo millones de cosas que ni él conocía. Este
        hombre   pertenecía   a   una   bella   zona   marítima   que
                                                  estaban
        daba   la   espalda   a   los   saqueos   que
        ocurriendo   en   la   ciudad.   Mientras   una   mujer   del
                                                        la
        pueblo   limpiaba   y   cocinaba   sin   molestar
        apaciguada   vida   de   ese   hombre   superado   por   las
                                                     otros
        comodidades   de   la   alta   sociedad.   Como   los
        saqueadores,   pero   sin   mezclarse   con   ellos,   este
        hombre  transitó  suavemente  por  los  vestigios  de  los
        objetos   desbastados   por   la   horrorosa   violencia   del
                                                       se
        terremoto,   pero   a   diferencia   de   los   otros,   él   no
        apodera de nada.
        Hasta  que  finalmente  encuentro  lo  que  buscaba,  un
        espejo   cubierto   por   algas   marinas   y   otras   cosas   que
        solo   ese   terremoto   podía   revelar.      Tomando 
        posesión   de   ese   espejo   con   lentitud   y   cuidado   lo
        levantó   y   lo   llevó   con   él   sin   ver   que   una   gran   ola
        venía   por   detrás   y   se   lo   llevó.   Su   famoso   nombre   en
        los   círculos   del   antiguo   régimen   no   estuvo   entre   los
        de   los   sobrevivientes.   Se   encontraba   entre   los
        cuerpos   de   piratas   y   pescadores   mezclados   con   los
        cuerpos   arrojados   desde   los   aviones   durante   la
        dictadura.    Con  la  complicidad  del  mar  nunca  serían
        identificados.   ¿Pero   quién   los   reconoció?   ¿Ese   día
        dónde   ellos   yacían?   No   flotaban   claveles   ni   rozas,
        cinco brazas completas.
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