Page 11 - REVISTA ADEH (VISTA PREVIA)
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POESÍA ADEH
BREVE REIVINDICACIÓN
DE LA MAGIA
P O R P A B L O G U I S S A R A
como la
Vivo en una especie de exilio racionalista y Por ejemplo el de los veranos que aparecían de
todo verdadero exilio, involuntario, sospechando nada, como las mariposas, con sus tardes de calor
pliegues
que la vida está en otra parte, en los infernal y sus sombras frescas al crepúsculo,
invisibles de la intuición, en un no sé qué de desnudando alegrías latentes durante el invierno, en
que la niebla duende de los amaneceres que venían de la
absoluta ignorancia que existe para ser más
percibido, una esencia que no se termina de verde General Paz. Y no era una cuestión de
chispeante
encontrar en el interior o en el más allá de las cosas, esforzarse, de proponerle la
un paraíso perdido tal vez en la infancia. espiritualidad al ánimo, como sucede ahora donde
se es
Cuando era un niño, mi relación con el mundo todo surge a reacción, donde la vida
afincaba en una casualidad mágica donde todo proponiéndoselo y justificándose, no, sucedía.
la
aparecía y desaparecía porque sí, las tías, las visitas, Pero, ubi sunt, la infancia abrió paso ansioso a
las otras cuadras, las lejanas casas de los parientes a primera adolescencia, querer ser grande, y la razón
era se fue adueñando de mí con su obeso volumen, me
distancias inútiles de medir, porque ese mundo
anterior a los pesos y medidas, sin más razón que la arrojó al modo de pensar que se envanece de sí,
que alcanzaba la vista o los sueños, un impredecible convencida de su mérito, como los nuevos ricos, del
viaje en colectivo o en tren. Entonces la realidad, disfrute que traen las relaciones, a es igual a b, b es
siempre será
como proveniente de formas eternas, igual a c, por lo tanto c es igual a a, y que todo
cambiante, se construía con una identidad mítica, posible si se lo piensa bien. Hasta que el tiempo,
encargó
popular, hecha de imágenes superpuestas, tempus fugit, empecinado y loco, se
simultáneas, flotando entre la voz de los mayores, en sabiamente de demostrar que ella, la señora, no
agitada digamos
la luminosidad tibia de las calles, en la puede del todo con eso inefable,
alegría de la feria, la vuelta del colegio, el fresco supraconsciente, que siempre aflora desde esa
cuando la
silencio de la iglesia donde aprendí a rezar, patria del vivir que es la infancia, parecido a
la ignorancia era una forma de saber más alto, santidad, y que en definitiva me anima a escribir
día antiguo
una disposición de espíritu que extraño cada esta página. Es más, el mundo se abre al
más, cuanto más viejo me recuerdo, a ese saber que es recordar según dijo el
filósofo, como los párpados a la luz de una divinidad
vuelvo y la nostalgia ataca con agridulces recuerdos.