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VIDA Y ESPIRUALIDAD
DOMINICA
Entonces, solo podemos pensar que en la gran sociedad de 34 millones de personas han
ganado los deseos materialistas, pues resulta inconcebible pensar que esta cruda realidad
coexista con al menos 100 corazones buenos. Una vez más, no es necesario hablar de libros de
pieles para ignorar las bocas hambrienta que están en cada esquina, en cada semáforo, en cada
parque esperando la más pequeña migaja de la milésima parte de las oportunidades que tiene
esa persona que viste denim y no voltea a ver a los méndigos, pues, aunque no puede vivir con
la pena de decir "no", puede continuar su vida sabiendo que es un pez más en la corriente. Hay
quienes ante la oportunidad de crear prefieren preguntarle a la tecnología qué es el vivir, hay
quienes morirían 100 veces por poder hablar lo que les pasa en vez de ser solo retratados en la
esteticidad de una fotografía. Después de todo, ¿qué es el sufrimiento sino el recordatorio de lo
que tenemos? Aprecias no ser un niño en guerra porque no podrías, mientras que existen niños
en guerra que ante la oportunidad de hacer algo no podrían quedarse indiferentes. Si la libertad
humana existe, ¿por qué eliges ser la persona que eres?
Personalmente, no podría vivir con el bochorno de portar una escarapela al costado de un
corazón que no se empequeñece ni un poco ante la injusticia que viven algunos compatriotas,
no podría con la vergüenza de cantar en las mañanas “somos libres” cuando no todos lo somos;
pero, sobretodo, me cuesta vivir sabiendo que siendo consciente de mi realidad no hago ni lo
suficiente, ni lo necesario. Nos falta mucho por seguir avanzando y desarrollando pero esperar a
que alguien más lo haga es seguir retrasando la acción. Los filósofos calificarían a aquella
persona que huye a la comodidad del extranjero como “alienada”, pero yo no soy filósofa y los
llamo cobardes. ¿Es en serio que 5 años de una carrera universitaria son motivados por un carro
y una casa? Santo Domingo de Guzmán no utilizó su mejor y más perfeccionada arma para
aumentar su riqueza, sino para combatir la ignorancia e iluminar caminos con la verdad.
Finalmente, no quisiera despedirme sin antes pedirles que se mantengan firmes en la constante
lucha entre los deseos banales y la humildad de vivir iluminados por Dios en una sociedad que
A
se ha encargado de materializar cada pensamiento y sentimiento.
“Ármate con la oración, no con la
espada; vístete con humildad, no con
ropa fina”.
Santo Domingo de Guzmán
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