Page 16 - Desde los ojos de un fantasma
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El señor Alves era muy meticuloso y tenía una fórmula distinta para recibir a los
               clientes de cada país. Aunque algunas eran muy ingeniosas, este no es el mejor
               lugar para darlas a conocer.


               Únicamente, a manera de muestra, mencionaré mi favorita, la que correspondía a
               Sri Lanka. En toda la historia del Conversario solamente había entrado un
               cingalés, pero no podemos negar que la fórmula de bienvenida tenía cierta gracia

               poética: “Bienvenido seas, querido hijo de la lagrimilla de la India, isla de los
               mil nombres: Sri Lanka Prajathanthrica Samajavadi Janarajaya. ¿En qué puedo
               servirte?”.
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