Page 97 - En estado de GOL
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BUENO, pues aquí voy:
La segunda semana de clases llegué temprano a la escuela y como hacía frío fui
al baño; allí me encontré a dos compañeros del salón. Uno me dijo, dándome un
empujón:
—Con que eres muy abusado, ¿no, guëy?
No le contesté nada, y el otro me retó:
—Que muy bueno en matemáticas, ¿no?
Tampoco le contesté porque en el karate hemos aprendido a evitar las peleas.
Salí del baño nervioso porque sentí su agresividad, sus ganas de pegarme.
Yo no les había hecho nada, y ellos me estaban tratando mal sólo por ser nuevo,
por venir de provincia.
Cuando llegué al salón, los demás compañeros ya habían hecho a un lado las
bancas y las sillas y estaban formando una rueda. Detrás de mí llegaron los dos
cuates que estaban en el baño, y uno de ellos me dijo:
—A ver, escoge a uno para que te dé una calentadita.
No es por nada, pero me empezó a latir el corazón muy fuerte y contesté:
—No quiero lastimar a nadie.
Todos se rieron.
—Haz de ser marica —gritó uno de ellos.
Como vi que no me iba a quedar más remedio que pelearme con alguien, escogí
a uno que se llama Julio Jiménez, que es más grande, más alto, más fuerte y más
robusto que yo.
Todos se volvieron a reír.
—¡Ni que fueras Supermán! —me gritó un compañero.