Page 103 - Sentido contrario en la selva
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Donde se observan algunos fenómenos extraños,

               excepto el de la adivinación del pensamiento…







               NO QUIERO CONTARLES la despedida, el camino de regreso, las largas horas
               que pasaron hasta que llegara yo de nuevo a mi cuarto, a mi música, mis juegos.

               Las dieciséis horas de regreso fueron muy, muy largas.


               Desde mi llegada he observado unos fenómenos extraños. Mi cuarto parece
               haberse encogido y, a veces, me ocurre, sobre todo en clase de física, que me
               acuerdo de mi poza y mis lianas y me arden las manos y escucho el sonido del

               río. No lo imagino, lo escucho. También me pasa que recuerdo a Claudia y me
               pongo colorado, temiendo que los demás puedan ver mi pensamiento. Qué suerte
               que nadie pueda hacer eso todavía.


               Tengo junto a mí varios frasquitos con semillas de ceiba germinando, tengo las
               fotos, el cuaderno de Sita que pronto será publicado. Tengo unos sueños que se
               repiten, hechos en parte por recuerdos y por mi imaginación. En todos ellos está
               Claudia. Tengo un número de teléfono de otra ciudad donde Claudia va a la
               escuela cuando no está viajando con su papá. Tengo una cita con ella en el
               verano. Todo eso tengo.
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