Page 88 - Escalera al cielo
P. 88

DE CÓMO PARTISTE, CON LA PROMESA


                                              DE VOLVERNOS A VER.






                                  Asomados a la ventana te miramos caer al vacío


                               unos segundos, para luego desplegar las alas y elevarte

                                 volando; remontar con suavidad el aire y adentrarte


                                 en el cielo nocturno, cada vez más lejos, aleteando,


                                aleteando. Había llovido y vimos el cielo en el suelo,


                            como un espejo la calle azogada. Recordé lo que Atototzin


                             quiere decir en náhuatl: agua convertida en ave, y recordé


                            también mi sueño de antes de que nacieras, y cómo llegaste


                               a este extraño mundo que habitamos. Se podrá discutir


                              mi erudición ornitológica, pues no supe distinguir en ti


                                desde un principio lo que había de etéreo, mas nunca

                              el amor que tu mamá y yo te hemos tenido y mantenido


                                a lo largo del tiempo y del espacio. Ahora, cada año,


                                esperamos impacientes el retorno prometido, la gira


                             del gran Circo del Cielo en la tierra, la tierra baldía y seca,


                           cada veintitrés de junio, la noche de San Juan, cuando el cielo


                             se abre y los extremos se tocan. Si las líneas de esta carta
   83   84   85   86   87   88   89   90   91   92   93