Page 82 - La vida secreta de Rebecca Paradise
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—Protégelo con tu vida, hija mía —me dijo.






               En aquel momento, la puerta de la habitación se abrió, y yo me caí de golpe de
               las rodillas de la abuela que acababa de inventarme. El padre de Álex nos miraba
               desde el pasillo con cara de pena. Bueno, me miraba a mí con cara de pena.


               –¿Úrsula, verdad? Tu padre ha bajado a buscarte.


               ¿Tan pronto? Me despedí precipitadamente y le seguí hasta el recibidor. Allí
               estaba papá. Por culpa de la oscuridad, no pude distinguir si tenía pinta de estar
               enfadado, decepcionado o solo terriblemente cansado. Pero habló sin mirarme a
               los ojos.


               –Ha llamado tu profesora, hija. Quiere vernos mañana a primera hora. Parece
               que los padres de una niña se han quejado de... Anda, da las gracias y vamos a
               casa.


               –Gracias –dije muy bajito al padre de Álex.


               –Adiós, bonita –me dijo con su cara un poco triste y llena de pecas.
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