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Bases psicopedagógicas de la enseñanza y del entrenamiento deportivo II – CFEM
no se aburran o se distraigan con otros estímulos (con cualquiera que pase por ahí, es suficiente para que se distraigan).
Cuando los deportistas tienen un nivel de activación elevado (como hemos visto al hablar de ansiedad), o están nerviosos por diversas causas, la capacidad atencional es menor y sólo se puede atender a información breve.
El cansancio afecta a la atención. Cuando los deportistas están cansados, asimilan peor la información y toman peores decisiones.
1.3.4.2. FASES ATENCIONALES EN EL APRENDIZAJE MOTOR:
Cuando aprendemos nuevas habilidades motrices, conviene recordar que la atención juega un papel importante en el aprendizaje, ya que, cuanto menos expertos seamos en una determinada habilidad, más atención le vamos a tener que destinar y viceversa (Para los de la ESO, viceversa significa que lo contrario también se cumple).
Así, en el aprendizaje de nuevas habilidades pasaremos por una serie de fases a nivel atencional:
Fase inicial: (aclimatación) Se requiere destinar gran cantidad de atención a los estímulos novedosos que se nos presentan. En esta fase los errores son muy numerosos y de muchos tipos.
Fase intermedia: (competencia) Poco a poco se va mejorando en el rendimiento y van disminuyendo tanto el número de errores que se producen como el nivel atencional que la persona dedica a la tarea.
Fase de dominio: (maestría) A medida que aumenta la práctica, acabamos automatizando la tarea, de tal manera que dejamos de necesitar recursos atencionales.
Por ejemplo, si tienes carnet de conducir y recuerdas cuando estabas en la autoescuela, los primeros días te resultaba imposible conseguir dominar todos los estímulos que tenías a tu alrededor: volante, señales, palanca de cambios, freno, embrague, peatones, retrovisores, limpiaparabrisas, gatos que se cruzaban en tu camino, etc. Al cabo de unas clases ya eras capaz de dominar todos estos estímulos por separado, pero todavía te costaba juntarlos todos, con las consiguientes broncas de tu profesor de autoescuela que te decía que como siguieras así no ibas a aprobar en tu vida. Finalmente, a día de hoy, eres capaz de conducir, mientras observas el pibón que va por la acera, sintonizas la radio, hablas con tu colega y mandas un whatsapp en los pasos de cebra a tu pareja.