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Bases del comportamiento deportivo.
Tema 1 – Características motrices, psicológicas, afectivas y sociales de las personas
Somos capaces de negociar sacrificando placeres inmediatos por recompensas posteriores, indicando ya cierta grado de madurez.
Nos identificamos fácilmente con las personas que nos gustan, aspecto con el que debemos trabajar como técnicos deportivos como herramienta para favorecer el placer por la acción deportiva.
También es importante que sepamos, que los desequilibrios y desordenes emotivos pueden provocar en el niño mucha angustia y ansiedad. De aquí pueden venir los miedos al agua, a quedarse solos, a la muerte... experiencias negativas que pueden influirnos en nuestro día a día como Técnicos deportivos.
En estas edades la actividad principal del niño es el juego. A través de él aprenden a vivir en sociedad (aprendizaje de roles sociales y normas), conocer su entorno y liberan sus tensiones y miedos. Por esta razón, deberemos plantearnos enseñar nuestro deporte de manera lúdica, ya que a los niños no les interesa la competición, sino divertirse.
 6 a 9 AÑOS
Hasta este momento el niño no había desarrollado un sentimiento de cooperación, es ahora cuando se ponen en evidencia sus gustos por los juegos en equipo y la formación de “bandas”. Los compañeros ya no se ven como rivales con los que disputar el cariño de los adultos, sino como un medio donde expresar sus deseos de ser mayor y revalorizar su “yo”. Sin embargo, el adulto sigue siendo su eje, hay una gran conformidad con su autoridad y se le sigue buscando como apoyo.
Mostramos un gran interés por aprender y presumir de lo que sabemos, especialmente mostramos interés por la naturaleza y la aventura.
Es importante destacar que en los juegos aparece por primera vez la noción de regla, reglas que al principio son simplemente admitidas pero que después se van a buscar y justificar. Esta aparición es reflejo de que el pensamiento del niño se va socializando. Como Técnicos deportivos debemos de aprovechar esta adquisición para explicar algunas reglas de nuestro deporte así como del club o equipo al que pertenecen.
El desarrollo motor continúa desarrollándose casi al mismo ritmo que los años anteriores. Pero ahora que su desarrollo intelectual le permite una mayor capacidad de análisis, el niño es capaz de realizar movimientos más complejos y disociados, además de mejorar significativamente en la precisión.
El egocentrismo característico de la etapa anterior va desapareciendo, y la fabulación va siendo sustituida por un pensamiento más lógico. Su pensamiento es más analítico y se va acercando mucho al del adulto, pero no olvidemos que sigue siendo un niño. Y en este sentido la actividad lúdica y el deporte juegan un importante papel en la formación de la personalidad del niño.
A diferencia de la etapa anterior, los niños se identifican con el progenitor del mismo sexo, siendo el mecanismo por el que se reconocen totalmente como hombres y mujeres.
Al final de este periodo el niño ha adquirido un sentimiento de autonomía e independencia con respecto al adulto de manera que ahora calla o dice a su entorno aquello que le interesa. La mentira se convierte, a veces, en un refugio donde esconder su intimidad, una herramienta para facilitar su independencia del mundo.