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Posición de tendido. Es muy difícil mantener durante el sueño una postura correcta ya que mientras se da este período no se es consciente del propio acto. No obstante sería un buen principio mantener una buena posición inicial. La premisa básica es la de no forzar la columna y mantener su curvatura natural. Para ello es aconsejable acostarse en posición fetal, de costado, con las piernas flexionadas y el cuello siguiendo la línea de la columna. Otra recomendación es la de tumbarse boca arriba. Otras posiciones fuerzan la posición natural del cuello y la columna con el consiguiente perjuicio. Los elementos que influyen en la consecución de una postura correcta son: el colchón y la almohada. El primero debe adaptarse a nuestro cuerpo y a su curvatura (ni demasiado blando ni excesivamente duro). La almohada dependerá de la postura adoptada al dormir y respetará la alineación entre la columna y el cuello.
3. PRINCIPIOS BÁSICOS EN LA EDUCACIÓN POSTURAL
Siguiendo los estudios de Cantó y Jiménez (1998), se proponen tres principios fundamentales para realizar una óptima actuación en la educación postural: conciencia corporal, potenciación muscular y flexibilización muscular.
Conciencia corporal. Consiste en el conocimiento de la posición adecuada tanto en estático como en dinámico, así como de los posibles desequilibrios de las posturas adoptadas. Para ello hay que pasar por las siguientes etapas: búsqueda de asimetrías corporales, corrección a través de ejercicios y automatización de posición adecuada.
Potenciación muscular. Los músculos de la columna vertebral producen su movimiento y protegen las estructuras más débiles restringiendo la acción motriz dentro de unos límites seguros. De ahí la importancia de tonificar estos músculos erectores y flexores del raquis, de manera que le proporcionen rigidez y le protejan contra procesos generadores de deformaciones osteo-articulares.
Flexibilización muscular. Para realizar el trabajo de flexibilidad se tendrá en cuenta la movilidad y amplitud articular, así como la elongación de los grupos musculares que tienden al acortamiento.
Para desarrollar estos principios básicos, existen una serie de actividades agrupadas en diferentes grupos:
Ejercicios respiratorios. Algunas tareas a
desarrollar son: ejercicios de movilidad
diafragmática, ejercicios de respiración (diafragmática, abdominal, clavicular), ejercicios de ritmos respiratorios asociados a determinados deportes o estados de ánimo (natación, expresiones de ira), técnicas de respiración yógica, etc.
Ejercicios de equilibrio. Con él se busca integrar la postura correcta en el esquema corporal, estimulando las vías propioceptivas a través de las siguientes tareas: reduciendo la base de sustentación, elevando el centro de gravedad y eliminando el sentido de la vista.
Práctica deportiva. Éstas se aconsejan bajo unos parámetros: que movilicen determinados grupos musculares, que no sean deportes de contacto, que tengan en cuenta su carácter (competitivo, recreativo) así como el tiempo de práctica y la exigencia motriz.
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