Page 2 - TEMA 4 ORIENTACIONES METODOLOGICAS DEL DEPORTE ADAPTADO
P. 2
Deporte adaptado y Discapacidad. Tema 4 – Orientaciones metodológicas
• Las capacidades perceptivo-motrices en relación al manejo de móviles, desplazamiento por el espacio, etc.
• Las habilidades y destrezas básicas.
• El nivel de condición física.
• Los medios que utiliza el alumno para comunicarse y expresar sus emociones. • La capacidad de equilibrio y coordinación dinámica general.
• La capacidad para relajarse, respirar adecuadamente y concentrarse.
• La capacidad de relación y necesidad de satisfacer las inquietudes personales (afectivas, emocionales. etc.).
• La actitud ante el esfuerzo y ante el reto que supone incrementar a través de la actividad física, la autoestima, la autoimagen. etc.
En todo caso las dificultades que las personas con diversidad funcional pueden encontrar en la realización de las tareas motrices pueden venir definidas por distintas causas:
• Derivadas de un escaso o nulo dominio de las habilidades básicas, imprescindibles por otro lado, para el afianzamiento y mejora de las habilidades específicas.
• Derivadas de una inadecuada interpretación de los conceptos y los procesos
• Producidas por una mala interacción con el entorno a causa de dificultades en sistemas de percepción.
• Que se hacen manifiestas, no por la incapacidad del discapacitado para realizar una tarea, sino por su inadecuada presentación, o por su escasa relación con su edad, sexo, gustos, intereses, etc.
• Que surgen por una precipitación en el planteamiento de las fases, o etapas de aprendizaje, enfrentando al deportista a un progreso para el cual no está capacitado.
• Que provienen de miedos, fobias o actitudes de inseguridad de los deportistas con discapacidad en su relación con el grupo o con el entorno en general.
• Que pueden proceder de la actitud del deportista sin discapacidad que muestra rechazo hacia sus compañeros con diversidad funcional.
En el planteamiento de las actividades deportivas y recreativas se puede desarrollar, a la vez que las habilidades específicas de cada deporte, una gama de valores y actitudes que inciden muy directamente en la personalidad del sujeto con discapacidad.
Trabajando en grupo, por ejemplo, en una sesión de voleibol sentados junto a alumnos con discapacidad, se está poniendo de manifiesto una verdadera situación de aceptación y sentido de cooperación con los menos capacitados: cuando el deportista ayuda al compañero con discapacidad en el aseo, a ponerse o quitarse el chándal, o le empuja la silla para llegar al terreno de juego, o le echa una mano en la ducha tras un partido; está desarrollando un sentido de la solidaridad y del compañerismo que son elementos constitutivos de lo que se ha denominado educación integral del alumno.
También interactúan elementos relacionados con la salud. Los deportistas sin discapacidad descubren a los compañeros con patologías y llegan a conocer las causas, los problemas que se pueden derivar de una situación de menoscabo...; unos y otros van valorando la incidencia del ejercicio físico y el deporte en la propia salud personal. Estamos hablando, entonces, de una educación para la salud.