Page 7 - TEMA 4 ORIENTACIONES METODOLOGICAS DEL DEPORTE ADAPTADO
P. 7

Deporte adaptado y Discapacidad. Tema 4 – Orientaciones metodológicas
 En todos los casos, se apuntan las siguientes orientaciones:
1. Evitar cualquier tipo de relación paternalista en la que el deportista con discapacidad se sienta inferior, protegido o distinto a los demás compañeros; muy al contrario, el deportista necesita sentirse uno más y que se le trate como a todos. En consecuencia, el trato ha de ser natural y espontáneo, fomentando en todo momento las mismas sensaciones y actitudes que surgen en la relación cuando no participan personas con discapacidad.
2. No utilizar un tono en la voz que denote pena o lástima ni hablarle como si no fuera capaz de entender, como los demás, lo que se está diciendo. Por ello, debe utilizarse el mismo tono de siempre y, desde luego, mostrando una actitud comunicativa relajada y valorando y respetando siempre las capacidades ajenas.
3. Respecto a los deportistas que utilizan silla de ruedas hay que tener presente que la valoran como un bien necesario que les permite poder desenvolverse con más soltura y utilizar el espacio con mayores posibilidades. Por tanto, habría que erradicar esa sensación común en muchas personas respecto a que la silla de ruedas es un elemento «fantasmagórico» y con connotaciones negativas que marca de por vida a la persona que la utiliza. En tal sentido, conviene jugar con la silla, desdramatizar su uso, utilizarla para muchas más cosas que para desplazarse, hasta caer en la cuenta de que gracias a ella es posible realizar mil y una aventuras que, sin duda, hacen la vida más accesible y posible.
4. La patología que presenta un deportista es una característica más de su perfil, pero no la primera ni la más importante, ni mucho menos la única. Antes que portadora de una discapacidad es persona, capaz de ser y experimentar, como todos, las más insospechadas vivencias y experiencias que devienen de la relación con sus iguales; en este sentido, se impone el respeto y la valoración de la persona antes que nada como lo que es, sin menosprecio de sus patologías y, también, de las dificultades que ellas pueden presentar en la realización de las tareas cotidianas.
5. A partir de la aceptación natural de la discapacidad propia, el deportista necesita ser reconocido, valorado y elogiado por sus progresos, por muy lentos y poco relevantes que pudieran parecer; por ello, convendría reforzar positivamente los progresos, animándole seguir trabajando y a descubrir otras maneras de mejorar y sacar mayor partido a sus posibilidades motrices.
6. El responsable de la actividad debe asumir la discapacidad de este alumnado con naturalidad y servir de ejemplo para, desde ahí, hacer accesibles las actividades y crear un clima de relación entre compañeros espontáneo y positivo.
7. Ayudar al deportistas con discapacidad motora siempre que lo necesite, pero dejándole la iniciativa para que sea el quien lo pida; muchas veces se cae en la tentación de querer ayudar tanto a una persona con discapacidad que le hace sentir un inútil, por ello, habría que adoptar una actitud natural en la relación de manera que cualquier ayuda puntual sea solicitada de forma espontánea por la persona que la necesita.


























































































   5   6   7   8   9