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familias, los servicios sociales y de dependencia, así como la vivienda y el territorio. Desde una perspectiva de garantía de derechos sociales, se trata de proteger a las personas y a las familias, apoyarlas en su proceso de inclusión social, teniendo en cuenta que la exclusión social es un fenómeno multidimensional en el que confluyen diferentes circunstancias y factores causantes de la situación de riesgo. Esta meta no sólo contempla el acceso a determinados servicios públicos de calidad para aquellos perfiles caracterizados por su mayor vulnerabilidad, sino que incluye prestaciones que eviten situaciones de necesidad.
La META ESTRATÉGICA 4, Eficacia y eficiencia de las políticas, se enfoca al desarrollo de mejoras en el diseño y planificación, la implementación, la gobernanza, la creación y gestión del conocimiento y el seguimiento y la evaluación de las políticas de inclusión social. Hace referencia a todo el sistema de políticas de prevención y lucha contra a la pobreza y la exclusión social, de ahí su carácter transversal. Se definen como ámbitos de avance: la ordenación del sistema, que lleve a una mayor racionalización, coherencia y cobertura, la cooperación territorial, la colaboración, coordinación de todos los actores públicos y privados como forma de trabajo en conjunto con un objetivo común y aprovechando las sinergias, la gestión de la información y el conocimiento como mecanismos de base para asignar mejor los recursos basados en evidencias y prestar servicios de mayor calidad, la innovación social, entendida como la búsqueda de nuevas soluciones y la transparencia destinada a la mejora continua y la rendición de cuentas.
3.1. META ESTRATÉGICA 1. COMBATIR LA POBREZA
Prevenir y reducir la pobreza, poniendo el foco en la pobreza infantil, centrando los esfuerzos en aquellos perfiles de mayor vulnerabilidad y que la sufren con más intensidad.
Nuestro sistema de bienestar se ha mostrado capaz de dar respuesta a las necesidades de muchos grupos vulnerables, ofreciendo protección allí dónde no existía, o ésta no era lo suficientemente intensa. Así ha sucedido, por ejemplo, con los grupos de edad más avanzada, que en el pasado habían experimentado altos niveles de pobreza tras abandonar el mercado de trabajo. Combatir la pobreza supone centrar la atención en las lagunas del sistema de protección, incrementando la cobertura e intensidad protectora de políticas que no consiguen los propósitos que se proponen.
En este sentido, un primer reto es la solidaridad hacia los más jóvenes, y en especial hacia la infancia, que nunca han recibido la atención necesaria. Como consecuencia de ello, hoy nos encontramos con que el riesgo de pobreza en la infancia es el doble que el de los mayores de 65 años. Del mismo modo, los hogares más afectados por situaciones de carencia material severa son aquellos en los que residen menores, colectivo que se ve afectado por este problema por encima de cualquier otro grupo de edad. Como se han encargado de señalar reiteradamente distintos organismos internacionales, el Estado de Bienestar en España tiene
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