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Un nivel inadecuado de hierro puede perjudicar el rendimiento debido a que genere concentraciones bajas de hemoglobina y cambios en el músculo (nivel reducido de mioglobina y de enzimas dependientes de hierro).
Para prevenir un balance negativo, en mujeres deportistas se puede aumentar a través de la dieta o suplementos orales; los varones suelen estar en balance positivo, por lo que dichos suplementos no serían necesarios. Es importante recalcar que el exceso de hierro también puede originar efectos perjudiciales, sobre todo de tipo oxidativo.
4.2 Otros minerales
Calcio. Huesos, dientes y contracción muscular: lácteos, pescados, vegetales de hoja verde, riñón y frutos secos.
Fósforo. Huesos, dientes y vía energética ATP-PC: quesos, sardinas, chocolate, huevo, yogurt, carne.
Sodio. Equilibrio ácido-base y transmisión nerviosa (excitabilidad muscular): sal, aceitunas, conservas.
Potasio. Equilibrio ácido-base y transmisión neuro-muscular: vegetales y cereales.
Cloro. Equilibrio ácido- base y digestión de los alimentos: sal, espinacas, alcachofas,
tomate, cereales, setas, frutos secos.
Magnesio. Activación neuro-muscular y almacenamiento de glucógeno: soja, judías,
levadura de cerveza, frutos secos, cacao.
5. AGUA
En el manual de Carbajal (2013) se habla de este nutriente como un componente esencial para el mantenimiento de la vida que debe ser aportado por la dieta en cantidades mayores a las que se producen en el metabolismo. Puesto que el cuerpo tiene una capacidad muy limitada para almacenar agua, debe ser ingerida diariamente en cantidad aproximadamente igual a la que se pierde. Normalmente la sensación de sed permite satisfacer nuestras necesidades de agua pero no siempre ocurre así ya que este mecanismo aparece cuando el proceso de deshidratación ya se ha iniciado, por lo que se recomienda beber incluso aunque no se tenga sed.
Está involucrada en numerosas funciones: todas las reacciones químicas del organismo tienen lugar en medio acuoso; sirve como transporte de nutrientes, de sustancias vitales para las células y también como vehículo para eliminar productos de desecho.
Lubrica y proporciona soporte estructural a tejidos y articulaciones. Pero quizá una de sus funciones más importantes está relacionada con la termorregulación, que depende de sus características físicas:
Por su alto calor específico, el agua es capaz de coger o ceder grandes cantidades de calor sin que se modifique mucho la temperatura corporal, evitando así variaciones de temperatura que podrían ser fatales.
Gracias a la gran cantidad de agua que tenemos, la temperatura corporal permanece constante, independientemente de la temperatura ambiente.
Su alto calor de vaporización permite, a través de la sudoración, eliminar una gran cantidad de calor.
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