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¿Qué beneficios aporta el ejercicio
físico en el embarazo?
Los beneficios de la actividad física durante el embarazo se manifiestan en todas las áreas de la mujer, tanto en la física y fisiológica como en la psicológica y emocional. Practicar ejercicio físico de forma regular:
• Previene la hipertensión y la diabetes gestacional. • Previene la depresión pre y posparto.
• Mejora las condiciones del parto.
• Disminuye el dolor lumbar.
• Mejora el bienestar emocional.
• Beneficia al desarrollo del feto.
• Previene el sobrepeso, la obesidad
y enfermedades como la diabetes tipo 2.
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¿QUÉ HAY QUE TENER EN CUENTA?
Cualquier programa de actividad
física para embarazadas debe cumplir con una serie de características
que resultan imprescindibles
para garantizar su bienestar.
• La práctica de ejercicio físico debe ser regular y mantenida en el tiempo, nunca esporádica y sin programar.
No se aconseja superar los cinco
días a la semana, ya que una mayor frecuencia de entrenamiento se
ha relacionado con un menor peso
del bebé al nacer.
• Es importante controlar la frecuencia cardíaca de trabajo, que debe ser inferior a 150 ppm (pulsaciones por minuto), aunque, en deportistas de alto rendimiento, se puede llegar hasta el 80% de la frecuencia cardíaca máxima, unas 176 ppm.
• La parte más intensa del ejercicio debe durar entre 15-20 minutos.
• No hay que olvidar aumentar
la ingesta de líquido mientras
se hace deporte, con el fin de prevenir la deshidratación.
• Durante el entrenamiento, se deben evitar los movimientos balísticos,
es decir, aquellos en los que lanzas de manera rápida un brazo o una pierna, o movimientos de rebote,
así como los de velocidad.
• Tampoco se debe realizar la maniobra de Valsalva, utilizada para compensar la presión en el tímpano, y que consiste en intentar exhalar tapando la nariz y cerrando la boca. • También están desaconsejadas las tensiones musculares excesivas y el trabajo isométrico, es decir, aquel en el que se hace fuerza, pero no hay movimiento.
• No se recomienda desarrollar
la actividad física en ambientes especiales, por ejemplo, de mucho calor o frío, o a mucha altura.
• Es fundamental ponerse siempre en manos de profesionales: ginecólogo, matrona
y responsable del programa
de actividad física, y, a ser posible, que interactúen entre ellos.
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