Page 15 - Los 3 Regalos Final
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–Quizá no lo sepas, pequeña, pero tu nombre significa alma en realidad. Coincidencia
o no, el hecho de que estés aquí es lo que importa.
Esa experiencia humana sonaba tan compleja, pero también quería comenzar a vivirla
lo antes posible.
El ángel continuó hablando, mientras guiaba a Ánima por la enorme y hermosa aula
en la que se encontraban, rodeados de otras almas:
–Al principio esto será aterrador, pero no permitas que el miedo te devore. A medida
que crezcas. Tus habilidades aumentarán y aquel miedo y soledad disminuirán. Te
rodearás de personas que te amarán y apoyarán. Este mecanismo de amnesia selectiva es
necesario para que la escuela de la tierra sea efectiva en sus métodos de enseñanza. Si
recordaras que eres un alma inmortal, no te sumergirías en la experiencia humana y tu
aprendizaje se vería afectado. Debes poder abrazar aquella hermosa experiencia y vivir
cada segundo al máximo.
Ánima sonrió, sintiéndose esperanzada y emocionada. Quería comenzar lo antes
posible, pero sabía que aún le faltaba aprender lecciones que la ayudarían a ser una
humana con valores y habilidades que harían que su creador estuviera orgulloso de ella.
–Recuerda, pequeña: la tierra es una escuela del alma en donde evolucionaras tus
habilidades recibidas a través de tus experiencias humanas. No les temas, el creador
nunca te hará enfrentarte a ningún desafío que no puedas superar. Puede que sientas que
es demasiado, pero recuerda las enseñanzas de los tres maestros.
Ánima le aseguró que comprendía; el ángel asintió, informándole que habían
terminado con la primera parte del entrenamiento.
–Ahora debemos viajar a la segunda aula. Asegúrate de aprender todo lo que puedas,
pues te ayudarán una vez que tu alma se una al cuerpo que te fue asignado.
Aunque parecía que el ángel le estaba hablando, Ánima había notado hacía un tiempo
que en realidad toda comunicación era mental. No había cuerpos en aquel plano. Todo
lo que le explicaban y lo que aprendía era recibido en forma de bellas imágenes y
sensaciones, sin la necesidad de palabras o siquiera una voz.
–¿Estás lista? –Ánima asintió, y el ángel le explicó lo que vendría ahora–. Bien,
prepárate entonces, pues partimos hacia el aula de las vidas.
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