Page 11 - Los 3 Regalos Final
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Cuando comenzó su camino de vuelta a casa, se encontró ante las puertas de un enorme
               y oscuro bosque.

                  Se adentró con un paso determinado y pronto comenzó a notar que a medida que
               avanzaba, los árboles se volvían más intimidantes, sus ramas más gruesas, y la madera
               más oscura. Las hojas comenzaron a tapar el cielo, haciéndolo imposible para Ánima
               comprender dónde estaba o cuanto había caminado. Se sentía sola, envuelta en la más
               profunda oscuridad.
                  Entre más sentía que el miedo abrazaba su corazón, más atemorizante se volvía el
               bosque. Veía siluetas amenazantes y terroríficas moviéndose a su alrededor, y los ruidos
               más inocentes parecían  salidos de una pesadilla.  Su alma se  encontraba en un punto

               diferente a las pruebas anteriores, porque el dolor ya no era físico, ni mental, sino algo
               más profundo. El temor de que cualquier cosa mala le pudiera ocurrir la envolvió, y cegó
               su visión para hacer del paisaje algo más siniestro.
                  Su guía era un pequeño punto de luz lejano, y para su gran preocupación, en vez de
               crecer a medida que caminaba, se alejaba más y más. Era desesperante, y la llenaba de
               una terrible sensación de impotencia. Se sentía vulnerable, y comprendió más que nunca

               su  propia  mortalidad.  Pensar  que  todo  aquello  que  nace  termina  muriendo  era  un
               sentimiento que la volvía apática y sin ganas de nada.
                  No obstante, se negó a permitir que el pánico se apoderara de ella, y comprendió que
               debía  utilizar  su  conciencia  para  trascender  aquellos  estados  emocionales  que
               amenazaban con paralizarla y hacerla perder la fe. Una voz en su interior le advertía que
               si pasaba más de un día y una noche en aquel terrible bosque, quedaría perdida por
               siempre en la oscuridad más terrible, y eventualmente moriría de miedo y soledad.
                  Pero  Ánima  no  permitiría  que  eso  sucediera,  y  continuó  caminando  con

               determinación,  moviéndose  hacia  adelante  sin  importar  lo  oscuro  que  el  bosque  se
               tornaba. Siempre enfocada en que al final del día, todos saldríamos de nuestras zonas de
               oscuridad.
                  Luego de unos instantes, la luz que parecía estar a punto de desaparecer creció y la
               envolvió, y descubrió que estaba solo a metros de llegar al final del bosque. Al alejarse de
               los árboles que parecían tan intimidantes, se dio cuenta que en realidad eran bellos y

               majestuosos, Ánima sintió un gran alivio. El bosque florecía a su alrededor, y sintió una
               paz y calma difícil de comparar. Pensaba que había llegado al paraíso en vida.
                  Pronto iba a recibir la visita del tercer maestro, esta vez enfocado en el tema de la
               conciencia. Era una bella mujer, etérea y real a la vez, que emanaba una dulce luz violeta
               como la más bella flor.





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