Page 6 - Los 3 Regalos Final
P. 6
Aquellos últimos metros fueron dolorosos, pero no iba a detenerse cuando ya estaba
tan cerca. Apretó sus dientes con fuerza, y continuó trepando, paso a paso moviéndose
hacia la cima.
Con las últimas fuerzas que le quedaban, rodó sobre la última roca y cayó sobre su
espalda, viendo el cielo en vez de una montaña que le había parecido eterna. Aquel cielo
era tan azul, ni una sola nube alrededor, y Ánima estuvo segura de que jamás había visto
nada tan hermoso antes. Descansó por unos instantes allí, admirando el cielo y tratando
de recuperar su aliento.
Cuando pudo pararse, las piernas le temblaban, pero lo peor había terminado.
Sonriendo triunfante, sintió alivio y orgullo de sí misma. Frente a ella, descubrió al
Maestro de la Voluntad, un anciano que parecía haber existido desde el comienzo del
universo mismo. Su cuerpo estaba rodeado de una hermosa luz azul, y su sonrisa la llenó
de optimismo y seguridad.
–Bienvenida, mi niña. Sabía que lograrías alcanzarme. La voluntad es la fuerza más
poderosa del universo, y la usaste para superar la montaña que se alzaba frente a ti. Debes
estar orgullosa de ti misma y recordar esta lección para tu vida. Es una fuente de energía
inagotable a la que siempre puedes acceder. Nunca será fácil, pero como has aprendido,
al final valdrá la pena.
Ánima asintió sonriendo, y vio que el Maestro extendía su mano hacia ella,
ofreciéndole un pendiente que brillaba con la misma luz que lo rodeaba. Él no tuvo que
explicarle que aquel bello colgante estaba infundido de toda la fuerza de voluntad que
había recabado durante su travesía.
Era un hermoso regalo, y sabía que se lo había ganado por su propio mérito.
Ella lo tomó y le agradeció, colocándolo alrededor de su cuello. Sintió que la luz la
rodeaba y se introducía en su interior. Le daba una gran alegría, y la hacía sentir completa.
El anciano y Ánima se despidieron, y la joven comenzó el largo camino a casa. Aunque
fue una travesía larga, ella nunca perdió su voluntad.
Poco a poco sus memorias iban retornando, y cobraba sentido el paisaje que la rodeaba.
Supo que su hogar estaba a solo unos cuantos kilómetros, lo que le supuso unas horas de
caminata constante. Pero ahora se sentía descansada y lista para retornar. El plano de la
realidad regresaba a la normalidad.
Cuando llegó a su casa, se arrojó en la cama y durmió por lo que se sintió como una
eternidad. Ánima estaba aliviada de poder descansar con sus seres queridos.
Poco sabría que habría otras lecciones por aprender.
***
6