Page 54 - Manual TOP INFORMÁTICO
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Existe preferencia por la construcción nominal, que se manifiesta en
el abundante uso de sustantivos y adjetivos en relación con el número de
verbos utilizados, en la sustitución de construcciones verbales por
construcciones nominales y en el uso de la perífrasis con un verbo vacío o
desposeído de significado y un sustantivo que porta mayor carga semántica.
Con ello la prosa se vuelve más abstracta e intemporal y también
más lenta e incluso cacofónica. Pero además la prosa se despersonaliza, con
el uso de los nombres desaparecen las personas que acompañan a los
verbos, y, por tanto, el texto es más alusivo.
Este lenguaje administrativo conserva el futuro de subjuntivo,
desaparecido de la lengua estándar, en parte por la necesidad de precisar
matices, y en parte por arcaísmo. Este uso, muy abundante, contribuye de
nuevo a la lentitud y complejidad de la prosa.
Además del futuro, se usan otros muchos subjuntivos, por un lado,
porque existe mucha subordinación, dado que el párrafo suele ser largo a
fin de recoger con precisión y exactitud todos los matices, posibilidades y
excepciones y por otro porque abundan los verbos que rigen subjuntivo (de
mandato, ruego, permiso...).
El contenido justifica también el uso frecuente del imperativo y del
futuro indicativo de mandato en construcciones pasivas e impersonales.
Además, se hace un uso excesivo de las construcciones pasivas,
tanto perifrásicas como reflejas.
Se utilizan impersonales con “se”, buscando despersonalizar el texto
y el distanciamiento de éstos, y la tercera persona.
Se acumulan las locuciones prepositivas que contribuyen a reforzar
su carácter rígido e invariable.
El léxico del lenguaje administrativo, y jurídico en general, es muy
estable a diferencia de lo que ocurre con otros lenguajes.
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