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cerca    del    monte Garizim,           en    la cual      moraban muchos

                  desertores     de   raza   judía,  viendo     el buen     trato  que    Alejandro
                  había    dado a    los  judíos,   resolvieron presentarse          como     judíos.

                  Los samaritanos son              de    una     índole, como          he   descrito

                  anteriormente,       que cuando       a los   judíos    las cosas    les van   mal,

                  niegan    que   sean    parientes, con      lo  cual   dicen    la  verdad; pero

                  cuando      advierten     que    están   favorecidos,      inmediatamente         se
                  jactan    de    su    parentesco       con     ellos, afirmando          que    son

                  consanguíneos y         haciendo      remontar su       origen a     los  hijos   de

                  José, Efraím y Manasés.

                  Por lo tanto salieron a recibirlo no muy lejos de Jerusalén, con

                  gran    pompa      y   señales     de   sumisión.      Alejandro      los   elogió;
                  entonces       los    pobladores         de    Siquem se           acercaron y

                  acompañados de          los soldados que        había   enviado     Sanabalet, le

                  pidieron que visitara a su ciudad y honrara con su presencia el

                  templo.     Se  lo  prometió, pero        a  su  regreso.    Como      también     le

                  pidieron que       los  librara   de   pagar tributos      en   el año    séptimo,
                  puesto    que   en  aquel    año   no   sembraban, les       preguntó con qué

                  motivo      formulaban        tal   pedido.      Respondieron          que     eran

                  hebreos,  pero        que     se   los   llamaba     sidonios; entonces           les

                  interrogó si eran judíos. Contestaron que no lo eran.


                  Este   dato   que   nos   da  Josefo   es  muy    importante. Flavio        Josefo,

                  nos   dice, como      hemos     leído   que   moraban      muchos desertores
                  de  raza   judía, que     estos  eran   samaritanos, y       luego   dice   que   su

                  origen    era   la  tribu   de   Manases      y Efraín.     Este    servidor    que

                  escribe, piensa        que    estos    no    eran    Samaritanos, sino          que

                  verdaderamente         eran    parte   de   la  tribu  de   Manases      y  Efraín,
                  que volvieron de su cautividad, cuando Ciro, rey de Persia, dio

                  permiso para edificar el templo de Salomón según nos dice en

                  Edras 3:7 que        dice:  “Y   dieron  dinero   a los  albañiles y   carpinteros;

                  asimismo    comida,    bebida y     aceite  a los   sidonios   y  tirios  para   que


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