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trajesen madera de cedro desde el Líbano por mar a Jope, conforme a la

                  voluntad de Ciro rey de Persia acerca de esto..”


                  También  es         posible que Nabucodonosor                    dejara algunas
                  familias    de  cada   tribu, para     cuidar    la  tierra.  Pero   lo  que   aquí

                  nos   interesa, es apuntar        al  cambio    del  nombre, porque          ya  sea

                  que   volvieran     o  que   quedaron      en   la  parte   norte   de   Israel, lo

                  que    demuestra      es que,  los  Hebreos          quisieron borrar        de   su

                  historia   el  nombre       de  Israelita   o   Hebreo, y se        cambiaron       a
                  llamarse     SIDONIOS          en   aquella    época.    Este    acontecimiento

                  que nos narra Josefo sucedió sobre el año 356 al 323 A.C.


                  Después      en   el  los   años    150   a  175    A.C. Cuando           Antíoco

                  invade    Israel   hay otra     carta   de   los denominados          Sidonios, y

                  que Josefo nos relata en Antigüedades de los Judíos página 341

                  que   los  llamados     Sidonios     se  dirigen    a  Antíoco    y  le  dicen   así:
                  "Los habitantes de         Siquem al      rey  Antíoco     Theos Epífanes, le

                  comunican: Nuestros antepasados, a causa de frecuentes pestes

                  que hubo en esta región, se adaptaron a una vieja superstición,

                  estableciendo         la   observancia        del día        que      los    judíos

                  denominaron         sabat; elevaron      en  el  monte     Garizim un       templo
                  que   no   dedicaron a       nadie    y en   el cual ofrecieron sacrificios.

                  Puesto     que   te  ha   parecido     bien proceder        con    los  judíos    tal

                  como     lo  exige   su  maldad, los      servidores     reales,  creyendo      que

                  nosotros      a  causa     del parentesco        hacemos       lo   mismo, nos
                  castigan por       los   mismos      crímenes,      a  pesar    de   que    somos

                  sidonios de      raza, lo   que   consta    en   los  anales   públicos.    Por   lo

                  tanto,   te  pedimos a       ti, benefactor      y  salvador, que      órdenes      a

                  Apolonio, comandante             de  la  región,   y a   Nicanor, procurador

                  de   los  negocios    reales,   que   no nos     molesten,     acusándonos        de
                  los  mismos      crímenes     que   cometen      los  judíos    pues   somos     tan

                  distintos de     ellos en   costumbres y raza; y en          cuanto    al  templo,




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