Page 43 - Loor de Nuestra Señora
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Queda intacto en nosotros tu glorioso reinado
                        Que es el del PADRE, autor de todo lo creado,

                        Que es el del HIJO, Nuestro Señor Crucificado,
                        Que es el del SANTO ESPÍRITU, por Dios, santificado.


                        Y ¡cómo, oh Capitana, no habías de triunfar
                        Si a tus propios vencidos venías a salvar;

                        Si para ellos tu espada venía a rescatar
                        En la gloria de Cristo su puesto y su lugar!


                        Y ¡cómo aquella raza no aprendería a quererte
                        Si eras toda ternura siendo a la vez tan fuerte;

                        Cómo su vida y muerte no había de ofrecerte
                        Si con amor llegabas derrotando a la muerte!


                        Y, pues que no hay pasado cuando hay integridad,
                        Hoy, casi a los tres siglos de su cristianidad,

                        Gajos de aquella misma planta de la heredad.
                        La misma flor te ofrecen de su fidelidad.


                        La misma flor, por manos iguales cultivada,
                        Vuelve a abrir su corola de amor emocionada

                        Con la misma fragancia y con la renovada
                        Firmeza que es la gracia del alma enamorada.


                        Hoy, casi a los tres siglos, vemos lo que se vio:
                        Cómo este pueblo tuyo, tuyo se conservó;

                        Ni la desesperanza su fe menoscabó
                        Ni en sus ojos tu Imagen el tiempo diluyó.










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