Page 10 - revista nutricion
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-No encontré lo que buscaba, y me duele
        la barriga.

        La  caminata  le  había  abierto  el  apetito,  y  el  hada  le  regaló  un  platanito.
        -Perdona, lo olvidé, se lo dejé a los magos ayer. Si te das prisa llegarás a tiempo.



        Y Tato corrió, veloz como el viento. Pero                 Y Tato volvió, y todo, todo, todo removió.
        los magos nos estaban, y el aparato                       Pero       del       trasto,      ni      rastro.
        tampoco. Y el conejo volvió corriendo                     -¿No  me  estarás  engañando?-  preguntó
        como un loco.                                             Tato                              refunfuñando.
                                                                  -Pues  parece  que  los  has  encontrado.  ¡Al
        -No había nadie, y estoy agotado, dame                    menos  yo  ya  te  veo  más  delgado!
        algo de beber y un poco de helado.                        -Pero,  ¡que  no  he  encontrado  nada!  ¡Hay
        -Toma y come, tendrás que irte de nuevo.                  que  ver,  qué  muchacha  tan  chalada!
        -Yo de aquí ya no me muevo.                               Aunque, ahora que me estoy viendo, estoy
        -Sólo una vez más, ahora seguro que lo                    estupendo.
        encontrarás. Busca al fondo del todo, lo                  -Claro,  porque  has  encontrado  lo  que
        habrán ocultado de algún modo.                            buscabas.  Aunque  no  te  lo  creas,  ya  lo
                                                                  llevabas.
                                                                  -¿Dónde?-  preguntó  el  conejito,  un  poco
                                                                  cansado         de       tanto       jueguecito.
                                                                  -¡Son tus pies! ¿No te has dado cuenta? Y
                                                                  cuanto más los usas su eficacia aumenta.
                                                                  -¡Wow, qué pasada! Gracias, amiga hada.

                                                                  Usando sus pies para caminar el conejito,
                                                                  Tato  consiguió  adelgazar.  Y  ahora  come,
                                                                  corre y no deja de reír. El conejo Tato es
                                                                  muy feliz.



                                                                                           Autor: Eva María Rodríguez.















                                      Institución educativa Antonio José Camacho. Facultad de educación a distancia y virtual.
                                                                                      Licenciatura en pedagogía infantil.
                                                                                                                2020
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