Page 503 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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hombre de Atziluth; B1 era la cabeza y B10, los pies del hombre de Briah; C1 era la

  cabeza y C10, los pies del hombre de Yetzirah; D1 era la cabeza y D10, los pies del
  hombre  de  Assiah.  Estos  cuatro  se  llaman  los  hombres  del  mundo;  se  consideran

  andróginos y son los prototipos de la humanidad.

       El cuerpo humano, como el del universo, se considera una expresión material de

  los diez globos o esferas de luz. Por consiguiente, al hombre se lo llama microcosmos,
  el pequeño mundo, construido a semejanza del gran mundo del que forma parte. Los

  cabalistas también establecieron un hombre universal misterioso con la cabeza en A 1

  y los pies en D 10. Este es, probablemente, el significado secreto de la gran figura del

  sueño  de  Nabucodonosor,  con  la  cabeza  en  el  mundo  de  Atziluth,  los  brazos  y  las
  manos en el mundo de Briah, el aparato reproductor en el mundo de Yetzirah y las

  piernas y los pies en el mundo de Assiah. Este es el gran hombre del Zohar, acerca del

  cual Éliphas Lévi escribe lo siguiente:


       «No resulta menos asombroso observar al principio del Zohar la profundidad

       de sus conceptos y la sencillez sublime de sus imágenes se dice lo siguiente:

       “La  ciencia  del  equilibrio  es  la  clave  de  la  ciencia  oculta.  Las  fuerzas

       desequilibradas perecen en el vacío. Así pasaron los reyes del mundo antiguo,
       los  príncipes  de  los  gigantes.  Han  caído  como  árboles  sin  raíces  y  ya  no  se

       encuentra  su  lugar.  A  causa  del  conflicto  de  las  fuerzas  desequilibradas,  la

       tierra devastada quedó vacía y sin forma hasta que el Espíritu de Dios se hizo

       un lugar en el cielo y redujo la masa de las aguas. Todas las aspiraciones de la
       naturaleza se dirigieron entonces hacia la unidad de la forma, hacia la síntesis

       viva de fuerzas equilibradas; el rostro de Dios, coronado de luz, se elevó sobre

       el  inmenso  mar  y  se  reflejó  en  sus  aguas.  Sus  dos  ojos  se  manifestaron,
       radiantes de esplendor, y lanzaron dos rayos de luz que se cruzaron con los del

       reflejo. La frente de Dios y Sus ojos formaron un triángulo en el cielo, cuyo

       reflejo formó otro triángulo en las aguas, y así se reveló el número seis, que es

       el de la creación del universo”. El texto, que sería ininteligible en una versión
       literal, se traduce aquí mediante su interpretación. El autor deja claro que la

       forma humana que atribuye a la Divinidad no es más que una imagen de su

       significado y que Dios no se puede expresar mediante el pensamiento humano

       ni se puede representar mediante ninguna figura. Pascal decía que Dios es un
       círculo,  cuyo  centro  está  en  todas  partes  y  cuya  circunferencia  no  está  en

       ninguna. ¿Cómo vamos a imaginar un círculo sin su circunferencia? El Zohar

       adopta  la  antítesis  de  esta  imagen  paradójica  y,  con  respecto  al  círculo  de
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