Page 546 - JUNIO 2024
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Gracias por haberme enseñado a amar mi vida, donde lo mejor de la vida                      16
                  es estar al lado de esa persona, sin importar las condiciones, tan solo el

                  disfrutar de la mutua compañía. Te cielo con toda mi alma.

                  Te cielo vida mía, gracias, muchas gracias por permitirme el amarte día a
                  día, noche a noche. Te adoro vida mía…


                  Te cielo tanto…

                  Tu amor que mucho te extraña... y te ciela.

                  (Tú me haces amarte cada día más)


                  ¡¡¡ TE AMOOOOO MI BEGOÑA!!!!

                  Mi querido amor...

                  Mis palabras pueden parecer las mismas que las de otros días.


                  Los términos usados pueden ser iguales, pero como tú misma siempre lo
                  has hecho notar, el sentimiento es nuevo cada día: más sublime, más tierno
                  y más hermoso.


                  Entonces  con  sonrisa  en  los  labios  entrego  mi  alma  a  la  reflexión,  al
                  pensamiento  que  en  mí  provoca  el  tan  sólo  mirarte,  el  tan  sólo
                  contemplarte en aquella foto que de ti conservo.


                  Suspiro y un millón de versos vuelan a velocidades extremas en mi mente,
                  entonces detengo a alguno de ellos en su marcha, tomo el verso y lo plasmo

                  en un pergamino de amor donde escrita podría estar nuestra historia, como
                  una de aquellas edades épicas cuando el caballero a los pies del balcón de
                  su dormitorio no dejaba de dirigirse a su bien amada, a su doncella, con
                  poemas de gloria y perpetuidad.


                  Es que este amor que sentimos podría asemejarse a aquello o a algo mucho
                  más hermoso, más romántico.


                  Podría decirse que somos una escena misma de amor que se repite cada día
                  cuando  nos  encontramos,  cuando  nos  dirigimos  las  palabras,  los
                  pensamientos, los sentimientos, y nos envolvemos con cada "te cielo" que

                  salen de nuestras mentes y nos las enviamos como un tributo al cielo, como
                  diciéndole al viento mismo que dirija nuestro sentir por sus olas mismas
                  que hemos conformado con nuestros suspiros para que felizmente lleguen

                  al destinatario esperado en la distancia: nosotros mismos.
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