Page 1169 - JULIO
P. 1169
lesiona de a poco la esperanza, sí , escribirte, ahora que ésta dormita entre 12
mis manos con sólo evocarte, que no se escape antes que pueda escribir un
-te necesito- contundente, en el sitio exacto de esta carta, junto a mí, un
arpegio en la guitarra sueña robar tu atención, y un verso en mi cuaderno
ha enmudecido hasta no verte, esta desnudo mi insomnio, es verano
cuando las hojas de los sauces juguetean con el verde.
No eres azar, nada de ti es ficticio, hay un Dios que dice que te conoce...
cada que tiene ocasión, me cuenta, o me inventa extractos de tu vida, para
que no me desvíe del camino que lleva a ti, hablemos de mi vida, pero sin
nostalgias, luego cuéntame dónde estabas cuando la luna parecía
enamorada de la tristeza, cuando sabiendo que existías sospechaba que
sería difícil hallarte, el sol está al otro lado, más allá del océano, llueve un
poco afuera, en un fraccionamiento de casas idénticas hasta en las goteras,
es momento de continuar tu carta y contarte que te extraño que me
gustaría una casa lo más parecido a un hogar, quizás algún día conozcas
mis cabellos despeinados a la hora de levantarme, esa manía de bañarme
con agua fría hasta en invierno, mis desvelos leyendo libros hasta altas
horas de la noche, mis cuadros sin terminar, mis canciones inconclusas,
todos esos bocetos que sustentan mis ideales, los ruidos raros que saco de
la guitarra eléctrica.
Sí, la noche acaricia el pasto húmedo, ese hogar parece un poco lejano pero
factible, tu beso parece cifrado pero posible, nunca improbable, pasan las
noches por nuestras bocas intactas, nuestras caricias imaginadas, quiero
que sigas leyendo esta carta, no hay punto de regreso, debes saber que
también te necesito, que no quiero huir hacia delante, ni hacia atrás, es
final de febrero, quizás es momento de celebrar el aire acuoso que nos evoca
un reencuentro, algo que parece un reencuentro sin habernos conocido
antes, contemplando los paisajes en que no estabas, me doy cuenta de
cuánta falta me has hecho, y me ubico bajo el sol de todos aquellos días
que no sabía escribir cartas de amor, de todas esas veces que era incapaz
de enviar cartas de amor.
Te cielo
Amor, ¡cuánto te cielo!