Page 1493 - JULIO
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¿Sabes qué?… ¡Eres el amor de mi vida!
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                  Amarte a cada momento.

                  Mi querido amor: La necesidad de saber de ti, de cómo

                  estás, de tus días, o de contarte acerca de mis noches
                  sin  ti,  hacen  que  me  siente  en  mi  rincón  para
                  regalarte unas letras…

                  Esas mismas letras que siempre llegan cuando más se
                  necesitan, cuando faltan las palabras. Cuando faltan
                  las caricias están las cartas que vuelan hasta tus

                  manos para hacernos sentir más cerca.

                  Escribiéndote las distancias no duelen tanto, contigo
                  siempre  me  atrevo  a  volar  muy  alto,  contigo  no  le
                  temo a nada y nadie. Me das tanta dicha y felicidad
                  que no me cabe este amor en el pecho.


                  La  noche,  siempre  es  propicia  para  escribir  estas
                  letras y echar a volar la imaginación de cómo sería
                  estar contigo. Al menos sé que por ahora podemos los
                  dos observar la misma luna, las mismas estrellas… y
                  eso me hace mucha ilusión.

                  Amarte cada día y en cada momento es una tarea muy

                  fácil y no está limitada por el tiempo.

                  El amor  que  te entrego es  un amor  que se da libre
                  como  el  viento,  no  tiene  necesidad  de  permisos
                  especiales, sólo se da y se siente como algo lindo y
                  bendecido.


                  Te confieso que muchas veces me pregunto si las letras
                  que  te  envío  pudieran  resultar  aburridas,  porque
                  parece que siempre son pocas y repetitivas.

                  ¿Pero el amor, acaso no es así? Para mí siempre es

                  lindo y grato leer o escuchar las palabras que salen
                  de  nuestros  labios  y  corazones.  «Te  cielo»,  «te
                  extraño…»

                  Esas palabras jamás cansan, porque son nuestras.
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