Page 2022 - JULIO
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No eres azar, nada de ti es ficticio, hay un Dios que dice que te conoce... 8
cada que tiene ocasión, me cuenta, o me inventa extractos de tu vida, para
que no me desvíe del camino que lleva a ti, hablemos de mi vida, pero sin
nostalgias, luego cuéntame dónde estabas cuando la luna parecía
enamorada de la tristeza, cuando sabiendo que existías sospechaba que
sería difícil hallarte, el sol está al otro lado, más allá del océano, llueve un
poco afuera, en un fraccionamiento de casas idénticas hasta en las goteras,
es momento de continuar tu carta y contarte que te extraño que me
gustaría una casa lo más parecido a un hogar, quizás algún día conozcas
mis cabellos despeinados a la hora de levantarme, esa manía de bañarme
con agua fría hasta en invierno, mis desvelos leyendo libros hasta altas
horas de la noche, mis cuadros sin terminar, mis canciones inconclusas,
todos esos bocetos que sustentan mis ideales, los ruidos raros que saco de
la guitarra eléctrica.
Sí, la noche acaricia el pasto húmedo, ese hogar parece un poco lejano pero
factible, tu beso parece cifrado pero posible, nunca improbable, pasan las
noches por nuestras bocas intactas, nuestras caricias imaginadas, quiero
que sigas leyendo esta carta, no hay punto de regreso, debes saber que
también te necesito, que no quiero huir hacia delante, ni hacia atrás, es
enero, quizás es momento de celebrar el aire acuoso que nos evoca un
reencuentro, algo que parece un reencuentro sin habernos conocido antes,
contemplando los paisajes en que no estabas, me doy cuenta de cuánta
falta me has hecho, y me ubico bajo el sol de todos aquellos días que no
sabía escribir cartas de amor, de todas esas veces que era incapaz de enviar
cartas de amor.
Te cielo más que a mi vida.
Para ti mi amor.
Escribirle al amor… desnudar mi alma en un segundo, mientras siento la
lluvia resbalar, metiéndose atrevida debajo de mi ropa, causando un dulce
cosquilleo que me hace presentir tus caricias…
Camino a casa después de haber cruzado medio país entre nubes de
algodón. Después de haber dejado tras de mí las azules montañas.
De haber escuchado el cantar de las cascadas de mi tierra, después de
haber sentido el golpear de la brisa marina en mi rostro…