Page 12 - Boletín CIMAT septiembre 2019
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Derrame de petróleo
de los derrames más grandes en el mundo (Deepwater Horizon, en 2010, e Ixtoc, en 1979).
En esta primera etapa se utilizan radares de microondas de longitud de onda que permiten realizar monitoreos en condiciones meteorológicas adversas. Gracias a estos radares se detecta la “rugosidad” superficial del océano para, a través del procesamiento de imágenes, saber si es anómala y detectar la presencia de manchas de petróleo.
“La principal dificultad es que no hay bases de datos para entrenar una red neuronal y obtener información al respecto. Nos dimos a la tarea de buscar casos de estudio donde hubo derrames con fechas conocidas, la geolocalización de esos puntos, y a través de imágenes de satélite a las que tenemos acceso e información de artículos comenzamosahacernuestrapropiabasededatos”.
Con esta base de datos, el filtrado de ruido y ecualización global, se consiguió una metodología con un 96% de certidumbre de eficacia para detectar derrames petroleros.
Este trabajo, mencionó, se realiza en coordinación con el Consorcio de Investigación del Golfo de México, especializado en proyectos multidisciplinarios relacionados con posibles impactos ambientales de la industria del gas y el petróleo en esa región.
 Por su parte, el Dr. Rogelio Hasimoto Beltrán (CIMAT ), presentó los avances del proyecto Detección de derrames de petróleo, destacando que del promedio anual de derrames de petróleo en aguas marítimas, aproximadamente un millón 300 mil toneladas en todo el mundo, el 45% se debe a filtraciones naturales y el resto tiene causas antropogénicas.
Dijo que la meta inicial del proyecto es evaluar la factibilidad de detectar derrames de petróleo a partir de la percepción remota y análisis computacional en zonas del Golfo de México, región en la que, mencionó, han ocurrido dos
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