Page 21 - Hildebrant en sus Trece 01.10.2021
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día siguiente, temprano, lo sustituye por Josefina se alarma, al fin. Se aventu- a quien se confía imprudentemente, su Se ha dicho, sin pruebas, que en realidad
un velo de Inglaterra que Constant –sin ra a hacerle unos cargos y unas escenas. ansiedad crece de repente y la pone fuera a lo que iba era a intentar, por orden de
ninguna discreción– ha ido a sacar de los Acusa a Napoleón, se lamenta. Él intenta de sí. Bonaparte ha dicho que tiene que Napoleón, sustraer al zar Alejandro a su
armarios de Josefina. en vano tranquilizarla. trabajar, y no ha aparecido. Josefina no favorita Mme. Narishkine, hostil a Fran-
Mme. Bonaparte lo sabe en seguida, Bonaparte es infiel, seguramente me- lo cree. Debe estar con su actriz en aquel cia. No se reintegró a la Comedia France-
y al principio tiene paciencia. Pasará lo nos por naturaleza que porque su mujer departamento que a ella le está prohibi- sa hasta 1812.
mismo que con la Grassini, piensa. Pero lo ha engañado antes y porque ha enveje- do. Incapaz de contenerse por más tiem- ***
pronto el auge de George pasa del capri- cido, y él ama la juventud y la belleza. Por po, Josefina se levanta.
cho. Napoleón la recibe dos o tres veces otra parte, a su alrededor todos los hom- –Mlle. George está arriba –dice–. Después de la George ¿tuvo Bona-
a la semana en las Tullerías. Suelen sen- bres tienen queridas y todas las mujeres Quiero sorprenderlos. parte algún otro enredo con actrices?
tarse los dos junto a la chimenea, con la amantes. Salvo Mme. Leticia, que siem- Mme. de Rémusat, temiendo el escán- No quiso. Se le atribuyó Mme. Branchu,
más ligera vestimenta, y él la interroga pre fue irreprochable; salvo Luis, a quien dalo, intenta quitárselo de la cabeza. Jo- cantante sin belleza, aunque emocionan-
sobre la crónica de los teatros y los chis- aíslan tanto su salud como su carácter, sefina se obstina: te. En cuanto a Mlle. Duchesnois, rival
mes de la ciudad. Goza con lo que ella en su misma familia todos son livianos, –Seguidme –dice–. Vamos a subir de George, nada se sabe de cierto. Esta
le dice y se ríe a mandíbula batiente. La todos tienen líos, todos se entregan al juntas. trágica tiene unos ojos tiernos, un lindo
llama Georgina, la tutea y juega con ella; placer. Tienen la sangre ardiente, como De buena gana la dama de palacio se talle, un aire melancólico, una voz musi-
la simplicidad de la joven le devuelve su padre. José abandona a Julia por ca- hubiera escabullido. Un espionaje seme- cal y un espíritu atrayente. Sin embargo,
su escondido gusto por las chiquilladas. prichos innumerables. Luciano multipli- jante no está nada bien. Si se asocia a él, muchos la encuentran fea. Bonaparte
George no le va en zaga. Si él la pellizca ca los extravíos amorosos. Elisa engaña la cólera de Bonaparte caerá sobre su la hace venir. Mientras tanto trabaja, y,
o le tira del pelo, ella lo persigue hasta la ampliamente a Fontanes. Carolina tuvo cabeza. Josefina no quiere atender razo- como siempre, se absorbe en su tarea
biblioteca. Si él se refugia en la escalera que ver con Junot, luego con Metternich nes. Le reprocha que quiere abandonarla a tal punto que olvida todo lo demás.
que sirve para alcanzar los libros, ella lo y luego con muchos más. Paulina atrapa a sus pesares, y la presiona de tal modo Constant llama a su puerta y murmura:
tira por el suelo, mientras él, a punto de a todos los guapos mozos que se le ponen que Mme. de Rémusat se rinde. Una en –Mlle. Duchesnois está aquí.
caer, grita: a tiro, con un frenesí que acabó por ago- pos de la otra suben los oscuros peldaños –Que espere...
1Napoleón Bonaparte y Josefina de Beauharnais: el matrimonio como ejercicio de la crueldad.
–¡Me vas a hacer daño! ¡Basta, o me tarla y le hizo perder su hermoso color. que llevan a las habitaciones del Cónsul, De nuevo se enfrasca en sus informes.
enfado! Bonaparte ha terminado por ser tan in- Josefina delante y su amiga detrás, lle- Pasa una hora. La actriz se impacienta.
Un día ella llega tocada con una guir- fiel como ellos. vando una vela. Antes de llegar al rella- Constant entreabre la puerta.
nalda de rosas blancas. Bonaparte se la –Esto no tiene importancia –repite. no, oyen un ruido. Mme. Bonaparte se -¡Que se desnude!
pone él en la cabeza. ¿Por qué habría de sacrificarse cuan- vuelve, toda pálida. Mlle. Duchesnois es introducida en la
–¡Mira, Georgina, qué guapo estoy do le rodean tantas tentaciones y tantos –Debe ser Roustan, el mameluco de habitación del Primer Cónsul, y se des-
con tu corona! Parezco una mosca en un ojos hermosos intentan seducirle? Bonaparte –susurra–. ¡Ese desgraciado viste y se acuesta. Más tarde, Constant se
vaso de leche. Pero Josefina teme que llegue a sentir es capaz de degollarnos a las dos! atreve a llamar de nuevo la atención de
Canta con ella –muy mal, como siem- un afecto duradero que la relegue a ella Fingiendo espanto, Mme. de Rému- su señor. El alba se aproxima. Bonaparte
pre– el dúo de la Falsa Magia: a segundo plano. Y sobre todo si naciese sat escapa llevándose la luz y se vuelve al levanta la cabeza, asombrado.
Os acordáis de aquella fiesta un hijo. Piensa en esto sin cesar, con an- salón corriendo. Josefina la sigue a tro- –Que se vaya –dice.
en que quisieron vernos bailar... gustia. ¡Bonaparte le ha echado en cara pezones. Cuando vuelven a hallarse en la Y sigue en su mesa.
Y hace unas cuantas cabriolas. tantas veces la esterilidad de su matri- gran sala clara, y al ver sus rostros desen- Con Mlle. Bourgoing la cosa es más
“El amor de Bonaparte era suave –es- monio! Con la complicidad de Corvisart, cajados, las dos mujeres se echan a reír. grave. Es una actriz encantadora; de una
cribió George después–. Nunca desver- que le es muy adicto, le ha hecho una ju- En estos momentos de pánico celoso, alegría desbordante. Sus grandes ojos cla-
gonzado”. Tenía con ella atenciones y de- garreta de hacerle creer que de esta este- Josefina no razona. Miente y calumnia; ros parecen ingenuos, pero su hablar alta-
licadas finezas. Una mañana se paseaban rilidad sólo él tiene la culpa. ¿No ha teni- pobre defensa contra su peligro. Insinúa nero y sus bromas picantes desmienten a
juntos por los bosques de Saint-Cloud. do ella dos hijos? Claro que siendo criolla que Paulina es la amante del Cónsul y Ca- sus ojos. Es la querida oficial del ministro
Los ligeros zapatos de raso de la joven ha debido llegar antes a la edad crítica. rolina también, sin duda. Como nunca ha del Interior, Chaptal, ya de edad, que cree
se estropeaban en el camino cubierto de Elisa y Paulina lo repiten bastante. Pero tenido mucho pudor, olvida toda dignidad. en su virtud. Una noche, trabajando con
hojas o de ramas secas. Bonaparte se in- Corvisart, gracias a alguna droga, le ha Secunda las habladurías de los realistas y él, Bonaparte manda llamar a Mlle. Bour-
clinaba y apartaba los obstáculos. hecho reaparecer la función menstrual. desciende hasta enlodar a la misma Mme. going. Cuando llega, la anuncian en alta
–No quiero que te hagas daño –decía Una mañana Bonaparte, radiante, se lo Leticia, llegando a decir que “ya se sabe voz. Chaptal, furioso, coge sus papeles y
sonriendo. anuncia a su secretario. Y durante algún que Bonaparte es hijo de Marbeuf”. se va. Al llegar a su casa envía su dimisión.
Le ha entrado una confianza y una tiempo vuelve a tener esperanzas. Para no contristar más a Josefina y ¿Es que Bonaparte no quería más que
amistad verdaderas por George. Le des- Josefina y él siguen durmiendo jun- quizá también para no encariñarse de- abrirle los ojos a Chaptal? No retiene a
cansa del poder y sigue siendo discreta tos. Ella pretende que esto conviene para masiado, Bonaparte, poco después, es- Mlle. Bourgoing. La actriz no se lo per-
y sin pretensiones. Hasta le asombra la la seguridad personal del Cónsul, pues pacia las citas. No por esto Mlle. George donó nunca. Le declara una guerra sin
generosidad de Bonaparte. A veces él le ella tiene el sueño muy ligero y si viniera actúa menos a menudo en las Tullerías cuartel; en sus giras por Francia o por
pone en las manos un gran paquete de algún intruso pediría socorro. Pero cuan- o en Saint-Cloud. Hasta 1808, recibió ri- Europa, propala todos los rumores eno-
billetes de banco. George lo toma, por- do Bonaparte recibe a Mlle. George, no cos regalos del Emperador. Aquel mismo josos, los epigramas o las frases duras
que es muy gastadora. Pero su afecto va a la habitación de Josefina hasta muy año, Mlle. George salió repentinamente que pueden perjudicar o comprometer
es sincero. Admira al Cónsul y le gusta tarde. Una noche, sola en su salón con de París y se fue a Rusia pretextando que al Cónsul y más tarde al Emperador. Él
como hombre. su dama de palacio, Mme. de Rémusat, iba a casarse con el conde Benckendorff. le tomó ojeriza. Lo demostró en Erfurt.»
"El inteligente no es aquel que lo sabe todo sino aquel que sabe utilizar lo poco que sabe"
DEL VIERNES 1 AL JUEVES 7 DE OCTUBRE DEL 2021 hildebrandt en sus trece 21