Page 64 - Cartas a Jóvenes Enamorados (1987)
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               delante de ti. Cesa en tus ensueños, en tu forjar de castillos en el
               aire. Detén tus pensamientos de ir tras los canales de la necedad
               y de la corrupción. Si albergas imaginaciones vanas, permitiendo
               que tu mente se detenga sobre pensamientos impuros, eres en cierto
               grado, tan culpable delante de Dios como si tus pensamientos fueran
               llevados a la acción. Lo único que impide la acción es la falta de

               oportunidad. Tendrás que transformarte en una fiel centinela de
               tus ojos, de tus oídos y de todos los sentidos si quieres controlar tu
               mente e impedir que pensamientos vanos y corruptos manchen tu
               alma. La imaginación debe controlarse en forma definida y continua
               a fin de que las pasiones y los afectos se sometan a la razón y a

               la conciencia. Estás en peligro, pues estás a punto de sacrificar
               tus intereses eternos sobre el altar de la pasión. La pasión está
        [58]   obteniendo el dominio definido de todo tu ser; y una pasión ¿de qué
               calidad? De naturaleza baja y destructora.
                    Te ruego que te detengas donde estás. No avances ni un solo
               paso más en tu sendero obstinado y desenfrenado, porque delante de

               ti están la miseria y la muerte. A menos que ejerzas autocontrol con
               relación a tus pasiones y afectos, acarrearás sobre ti desprestigio
               a la vista de los que te rodean y tu carácter será de mal nombre
               mientras vivas.
                    No considero que tu caso sea sin esperanza. Si así fuera, mi

               pluma no estaría trazando estas líneas. Con la fortaleza de Dios,
               puedes redimir tu pasado. Puedes obtener excelencia moral de modo
               que tu nombre se asocie con cosas puras y santas. Puedes elevarte.
               Dios ha provisto para ti la ayuda necesaria.
                    Piensas demasiado en ti misma, en tu astucia, que te ha llevado
               a una afectación y vanidad tales que casi han hecho de ti una

               necia. Tu lengua es engañosa, ejercitada en la tergiversación y
               la falsedad Oh, mi querida niña, si reflexionaras; si tu conciencia
               aletargada y mortecina despertara y pudieras cultivar habitualmente
               el sentimiento de la presencia de Dios, y te mantuvieras sometida al
               control de una conciencia iluminada y despierta, te sentirías feliz y

               serías una bendición para tus padres, cuyos corazones ahora están
               adoloridos. Puedes llegar a ser un instrumento de justicia para
               quienes se asocian contigo. Necesitas una conversión completa,
               sin la cual te encuentras en hiel de amargura y en ligaduras de
               iniquidad.
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