Page 68 - Comentarios_reales_1_Inca_Garcilaso_de_la_Vega
P. 68

por  viles  e  inmundos  que  fuesen.  Otras  naciones  hubo,  como  son  los  chiri-
         huanas  y  los  del  cabo  de  Passau  (que  de  septentrión  a  mediodía  son  estas
         dos  provincias  los  términos  del  Perú),  que  no  tuvieron  ni  tienen  inclinación
         de  adorar  cosa  alguna  baja  ni  alta,  ni  por  el  interés  ni  por  miedo,  sino  que
         en  todo  vivían  y  viven  hoy  como  bestias  y  peores,  porque  no  llegó  a  ellos
         la  doctrina  y  enseñanza  de  los  Reyes  Incas.






                                    CAPITULO  XI

                    MANERAS  DE  SACRIFICIOS  QUE  HACIAN

         e
            ONFORME  A  la  vileza  y  bajeza  de  sus  dioses  eran  también  la  crueldad  y
             barbaridad  de  los  sacrificios  de  aquella  antigua  idolatría,  pues  sin  las
         demás  cosas  comunes,  como  animales  y  mieses,  sacrificaban  hombres  y  mu-
         je, ~s  de  todas  edades,  de  los  que  cautivaban  en  las  guerras  que  unos  a  otros
         se  hadan.  Y  en  algunas  naciones  fue  tan  inhumana  esta  crueldad,  que  ex-
         cedió  a  la  de  las  fieras,  porque  llegó  a  no  contentarse  con  sacrificar  los
         enemigos  cautivos,  sino  sus  propios  hijos  en  tales  o  tales  necesidades.  La
         manera  de  este sacrificio  de  hombres  y mujeres,  muchachos  y  niños,  era  que
         vivos  les  abrían  por  los  pechos  y  sacaban  el  corazón  con  los  pulmones,  y
         con la sangre de ellos, antes que se enfriase, rociaban el ídolo que  tal  sacrificio
         mandaba  hacer,  y  luego,  en  los  mismos  pulmones  y  corazón,  miraban  sus
         agüeros  para  ver  si  el  sacrificio había  sido  acepto  o no,  y,  que  lo  hubiese sido
         o no,  quemaban,  en  ofrenda  para  el  ídolo,  el  corazón  y  los  pulmones  hasta
         consumirlos,  y  comían  al  indio  sacrificado  con  grandisimo  gusto  y  sabor
         y no  menos  fiesta  y regocijo,  aunque  fuese  su  propio  hijo.
             El  Padre Blas  V al era,  según  que  en  muchas  partes  de  sus  papeles  rotos
         parece,  llevaba  la  misma  intención  que  nosotros  en  muchas  cosas  de  las
         que  escribía,  que  era  dividir  los  tiempos,  las  edades  y  las  provincias  para
         que se entendieran  mejor las  costumbres  que  cada  nación  tenía,  y así,  en  uno
         de  sus  cuadernos  destrozados  dice  lo  que  sigue,  y habla  de  presente,  porque
         entre  aquellas  gentes  se  usa  hoy  aquella  inhumanidad:  "Los  que  viven  en
         los  Antis  comen  carne  humana,  son  más  fieros  que  tigres,  no  tienen  dios
         ni  ley,  ni  saben  qué  cosa  es  virtud;  tampoco  tienen  ídolos  ni  semejanza  de
         ellos;  adoran  al  demonio  cuando  se  les  representa en  figura  de  algún  animal
         o de  alguna  serpiente  y les  habla.  Si  cautivan  alguno  en la  guerra  o  de  cual-
         quiera  otra  suerte,  sabiendo  que  es  hombre  plebeyo  y  bajo  lo  hacen  cuartos
         y se  los  dan  a sus  amigos  y  criados  para  que  se  los  coman  o  los  vendan  en
         la  carnicería.  Pero  si  es  hombre  noble,  se  juntan  los  más  principales con  sus

                                         29
   63   64   65   66   67   68   69   70   71   72   73