Page 69 - Comentarios_reales_1_Inca_Garcilaso_de_la_Vega
P. 69
mujeres e hijos, y como ministros de] diablo le desnudan, y vivo le atan a
un palo, y, con cuchillos y navajas de pedernal le cortan a pedazos, no des-
membrándole, sino quitándole la carne de las partes donde hay más cantidad
de ella, de las pantorrillas, muslos y asentaderas y molledos de los brazos,
y con la sangre se rocían los varones y las mujeres e hijos, y entre todos
comen la carne muy aprisa sin dejarla bien cocer ni asar ni aun mascar; trá-
gansela a bocados, de manera que el pobre paciente se ve vivo comido de
otros y enterrado en sus vientres. Las mujeres (más crueles que los varones)
untan los pezones de sus pechos con la sangre del desdichado para que sus
hijuelos la mamen y beban en la leche. Todo esto hacen en lugar de sacri-
ficio con gran regocijo y alegría, hasta que el hombre acaba de morir. En-
tonces acaban de comer sus carnes con todo lo de dentro, ya no por vía de
fiesta ni deleite, como hasta allí, sino por cosa de grandísima deidad, por-
que de allí adelante las tienen en suma veneración, y así las comen por cosa
sagrada. Si al tiempo que atormentaban al triste hizo alguna señal de sen-
timiento con el rostro o con el cuerpo o dio algún gemido o suspiro, hacen
pedazos sus huesos después de haberle comido las carnes, asadura y tripas,
y con mucho menosprecio los echan en el campo o en el río. Pero si en los
tormentos se mostr6 fuerte, constante y feroz, habiéndole comido las carnes
con todo lo interior, secan los huesos con sus nervios al sol y los ponen en
lo alto de los cerros y los tienen y adoran por dioses y les ofrecen sacrificios.
Estos son los ídolos de aquellas fieras, porque no llegó el Imperio de los
Incas a ellos ni hasta ahora ha llegado el de los españoles, y así están hoy
día. Esta generación de hombres tan terribles y crueles salió de la región
mexicana y pobló la de Panamá y la del Darién y todas aquellas grandes
montañas que van hasta el Nuevo Reino de Granada, y por la otra parte
hasta Santa Marta". Todo esto es del Padre Bias Valera, el cual, contando
diabluras y con mayor encarecimiento, nos ayuda a decir lo que entonces
había en aquella primera edad y al presente hay.
Otros indios hubo no tan crueles en sus sacrificios, que aunque en
ellos mezclaban sangre humana no era con muerte de alguno, sino sacada
por sangría de brazos o piernas, segÚn la solemnidad del sacrificio, y para
los más solemnes la sacaban del nacimiento de las narices a la junta de las
cejas, y esta sangría fue ordinaria entre los indios del Perú, aun después de
los Incas, así para sus sacrificios (particularmente uno, como adelante di-
remos) como para sus enfermedades cuando eran con mucho dolor de ca•
bex.a. Otros sacrificios tuvieron los indios todos en común, que los que
arriba hemos dicho se usaban en unas provincias y naciones y en otras no,
mas los que usaron en general fueron de animales, como carneros, ovejas,
corderos, conejos, perdices y otras aves, sebo y la yerba que tanto estiman
llamada coca, el maíz y otras semillas y legumbres y madera olorosa y cosas
semejantes, según las tenían de cosecha y según que cada nación entendía
que serla sacrificio más agradable a sus dioses conforme a la naturaleza de
30