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mujeres  e  hijos,  y  como  ministros  de]  diablo  le  desnudan,  y  vivo  le  atan  a
            un  palo,  y,  con  cuchillos  y  navajas  de  pedernal  le  cortan  a  pedazos,  no  des-
            membrándole,  sino  quitándole  la  carne  de  las  partes  donde  hay  más  cantidad
            de  ella,  de  las  pantorrillas,  muslos  y  asentaderas  y  molledos  de  los  brazos,
            y  con  la  sangre  se  rocían  los  varones  y  las  mujeres  e  hijos,  y  entre  todos
            comen  la  carne  muy  aprisa  sin  dejarla  bien  cocer  ni  asar  ni  aun  mascar;  trá-
            gansela  a bocados,  de  manera  que  el  pobre  paciente  se  ve  vivo  comido  de
            otros  y enterrado  en  sus  vientres.  Las  mujeres  (más  crueles  que  los  varones)
            untan  los  pezones  de  sus  pechos  con  la  sangre  del  desdichado  para  que  sus
            hijuelos  la  mamen  y  beban  en  la  leche.  Todo  esto  hacen  en  lugar  de  sacri-
            ficio  con  gran  regocijo  y  alegría,  hasta  que  el  hombre  acaba  de  morir.  En-
            tonces  acaban  de  comer  sus  carnes  con  todo  lo  de  dentro,  ya  no  por  vía  de
            fiesta  ni  deleite,  como  hasta  allí,  sino  por  cosa  de  grandísima  deidad,  por-
            que de  allí  adelante las  tienen  en  suma veneración,  y  así  las  comen  por  cosa
            sagrada.  Si  al  tiempo  que  atormentaban  al  triste  hizo  alguna  señal  de  sen-
            timiento con  el  rostro  o  con  el  cuerpo  o  dio  algún  gemido  o  suspiro,  hacen
            pedazos  sus  huesos  después  de  haberle  comido  las  carnes,  asadura  y  tripas,
            y con mucho  menosprecio  los  echan  en  el campo  o  en  el  río.  Pero  si  en  los
            tormentos  se  mostr6 fuerte,  constante  y  feroz,  habiéndole  comido  las  carnes
            con  todo lo  interior,  secan  los  huesos  con  sus  nervios  al  sol  y  los  ponen  en
            lo alto de  los cerros  y los  tienen  y adoran  por dioses y les  ofrecen  sacrificios.
            Estos  son  los  ídolos  de  aquellas  fieras,  porque  no  llegó  el  Imperio  de  los
            Incas  a  ellos  ni  hasta  ahora  ha  llegado  el  de  los  españoles,  y  así  están  hoy
            día.  Esta  generación  de  hombres  tan  terribles  y  crueles  salió  de  la  región
            mexicana  y  pobló  la  de  Panamá  y  la  del  Darién  y  todas  aquellas  grandes
            montañas  que  van  hasta  el  Nuevo  Reino  de  Granada,  y  por  la  otra  parte
            hasta  Santa  Marta".  Todo  esto  es  del  Padre  Bias  Valera,  el  cual,  contando
            diabluras  y  con  mayor  encarecimiento,  nos  ayuda  a  decir  lo  que  entonces
            había  en  aquella  primera  edad  y  al  presente  hay.
                 Otros  indios  hubo  no  tan  crueles  en  sus  sacrificios,  que  aunque  en
            ellos  mezclaban  sangre  humana  no  era  con  muerte  de  alguno,  sino  sacada
            por  sangría  de  brazos  o  piernas,  segÚn  la  solemnidad  del  sacrificio,  y  para
            los  más  solemnes la  sacaban  del  nacimiento  de  las  narices  a  la  junta  de  las
            cejas,  y  esta  sangría  fue  ordinaria  entre  los  indios  del  Perú,  aun  después  de
            los  Incas,  así  para  sus  sacrificios  (particularmente  uno,  como  adelante  di-
            remos)  como  para  sus  enfermedades  cuando  eran  con  mucho  dolor  de  ca•
            bex.a.  Otros  sacrificios  tuvieron  los  indios  todos  en  común,  que  los  que
            arriba  hemos  dicho  se  usaban  en  unas  provincias  y  naciones  y  en  otras  no,
            mas  los  que  usaron  en  general  fueron  de  animales,  como  carneros,  ovejas,
            corderos,  conejos,  perdices  y  otras  aves,  sebo  y  la  yerba  que  tanto  estiman
            llamada coca,  el  maíz  y  otras semillas  y  legumbres  y  madera  olorosa  y  cosas
            semejantes,  según  las  tenían  de  cosecha  y  según  que  cada  nación  entendía
            que  serla  sacrificio  más  agradable  a  sus  dioses  conforme  a  la  naturaleza  de

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