Page 343 - Droysen, Johann Gustav - Alejandro Magno
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EN LAS MARGENES DEL HIFASIS 339
el cetro de príncipes indígenas, aunque bajo influencia macedonia, como el pro
pio Alejandro había patentizado con bastante claridad al establecer las peculiares
relaciones entre los príncipes Taxiles y Poro y las de estos dos reyes con el im
perio macedonio; ni siquiera a Poro, a pesar del régimen tan grande de favor
que le fué concedido, se le otorgaron todos los territorios delimitados por el río
situado más al este del Pendchab; su poder quedaba contrarrestado de una
parte por Taxiles y de otra parte por los principados independientes de Pegeo y
Sopeites, dos príncipes demasiado débiles para poder atreverse a emprender
nada por su propia cuenta y cuya fuerza sólo podía consistir en su sumisión y
lealtad a Alejandro. Estos príncipes, en una situación semejante a la que vemos
en la federación renana de nuestros días, sólo permanecerían sujetos a la depen
dencia de Alejandro por obra del miedo y las rivalidades existentes entre ellos si
"aquél retomaba hacia el occidente. La conquista del país del Ganges, de haber
IfonriS'dS'reaímente parte de sus planes, habría obligado a Alejandro a someter
totalmente a sus dominios el país de los cinco ríos como antes hiciera con la
Bactriana y la Sogdiana, recurriendo a los mismos procedimientos severos em
pleados allí e invirtiendo en ello el mismo tiempo, y ya hemos visto cómo, aun
después de haber reducido completamente la Sogdiana, había renunciado a avan
zar desde allí hacia el mar, que creía cercano a las tierras de los escitas, por el
norte. Y Poro y Taxiles no dejarían de informarle de las vastas extensiones que
era necesario atravesar para llegar al Ganges y al mar en que desembocan las
aguas del gran río de la India. Había empuñado con mano firme el país bañado
por el Cofen, vestíbulo de la India, convirtiendo los principados vasallos de la
región de los cinco ríos en un sistema de marcas de su imperio, más desarrollado
todavía que el de la marca del norte establecida en la Sogdiana. Alejandro pa
rece haberse convencido desde el primer momento de que la población de la
cuenca del Indo presentaba características de desarrollo demasiado peculiares
en todos los aspectos de la vida, del estado y de la religión y de que su evolución
se hallaba ya demasiado madura para poder incorporarla sin más al imperio helé
nico. Y no podía pensar en incorporar directamente a su imperio, bajo la forma de
dependencia directa, una nueva serie de conquistas al otro lado de aquellos prin
cipados que no eran, en rigor, más que otros tantos reinos aliados suyos. Ade
más, el hecho de que después de la batalla librada junto al Hidaspes ordenase
acometer la construcción de una flota capaz de transportar a su ejército, Indo
abajo, hacia el golfo Pérsico, indica inequívocamente que se proponía retornar
por la ruta del Indo y no por la del Ganges y, por tanto, que su proyectadá expe
dición hacia el interior de la India estaba concebida simplemente como una
operación de descubierta, como una “cabalgada” . Y todo hace suponer que, de
haberse tratado de una empresa de mayor aliento, aquel empeño, emprendido
desde una base de operaciones tan precaria como los principados de la margen
izquierda del Indo, unidos a los conquistadores por los débiles vínculos de la
gratitud, del miedo y del egoísmo, habría conducido a* un final tan dasastroso
como lagran_campaña de Napoleón contra el oriente.