Page 73 - Los siete sabios de Grecia, en sus siete veneradas sentencias
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di Greda.       m
        to, todos son objetos, que repre-
        sentados a la imaginativa , como in-
        juriosos excitan la ira, desemcjand
        tanto al hombre de sí mismo, que
                                    , y aun
        de hombre se convierte fiera
        en una fiera compuesta de todas.
           Para que ningún hombre
                                      rein-
        cida en semejante transformación,
        aconseja Platón  al iracundo, que
        quando  se  hallase poseído de tan
        ciega pasión, se mire á la clara re-
        flexión de un espejo; porque el que
        estando ayrado  se mirase en  él  la
        cara, se aborrecerá asimismo;
                                         y
        teniendo miedo de sí, huirá las oca-
        siones de repetirse semejante incur-
        rencia. Qualquiera hombre (por hu-
        milde que sea) siente dentro de sí
       mismo una generosa excelencia., a
       que se opone direftamente
                                    el des-
       precio  , y  este es  el mayor incenti-
       vo, que motiva la ¡ra.
           Aquiles, viendo que el Rey Asa-
       menon le habia robado á su amada
                      D            Bri-
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