Page 77 - Los siete sabios de Grecia, en sus siete veneradas sentencias
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h Grecia.          53
     judicial, que no pudiendo cevarsc
     contra quien  la motivase  , ensan-
     grienta en el mismo , que la padece.
    Asi le sucedió Eczelino  que habien-
                           ,
     do padecido una total derrota su
     cxercito, no pudiendo exercitar S)us
     enojos contra el vencedor , se ayró
     contra sí mismo, tanto, que bra-
     mando como una     rabiosa  fiera  se
     rasgó las venas con los dientes
                                    , y
     uñas, habriendose mortales heridas,
     fundándose en su ciego enojo su ma-
     yor satisfacion, con la necia pérdi-
     da de su vida. Fue tan iracundo Ce-
     sar
        , que la misma ira se podia ape-
     llidar propriamente con su nombre,
     aun no perdonó su iracunda cegue-
     dad  al Cielo (aun quando    estaba
     ayrado) pues oyendo tronar,
                                     en
     ocasión que estaba viendo una co-
     media,
             esclamó ayrado contra
                                      el
     mismo Cielo, mandándole, que no
     embarazase con los truenos su diver-
     sión. Su ira fue la primera, que in-
                                 tro-
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