Page 20 - SALVADOR BORREGO ARMA ECONOMICA
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ARMA ECONOMICA
los años 80s., cuando Moscú y Washington fraguara su
convergencia.
Roosevelt aprovechó el liberalismo económico para sus
planes políticos. Ahora está claro que le imprimió una
mayor velocidad y lo hizo entrar en una fase más adelan-
tada, menos tolerante con los sectores no liberales.
Eso no era propiamente un nuevo sentido del libera-
lismo, sino su sentido original (anterior a la Revolución
Francesa) que ante su fracaso inicial de 1801 optó por
tácticas menos radicales, aunque sin prescindir de su
esencia y de sus metas.
El uso de la semántica (estudio del significado de las
palabras) es frecuentemente manipulado por la políti-
ca, la cual logra que ciertos términos tengan una agra-
dable acepción común, muy diferente a su real signifi-
cado. Como el caso de la "democracia popular" apli-
cado a los regímenes marxistas, o la "liberación de
los pueblos", aplicada a su comunización, etc. De la
misma manera, el término de "liberalismo" tiene una
apariencia de generosidad, comprensión y amplitud de
criterio, opuesta a intolerancia e hipocresía. Pero en
su contenido político real lleva ocultos precisa-
mente estos dos últimos elementos, que sólo es-
peran adquirir suficiente poder para desenvolverse
avasalladoramente.
Dicha politización de la semántica convierte a ciertos
términos en escudo o trinchera. ¿No acaso ante el sen-
tir general presenta ciertas dificultades oponerse al li-
beralismo económico? La Iglesia lo ha hecho durante
siglos y no ha obtenido resultados sensibles ni entre los
mismos fieles.
Es significativo que en Estados Unidos los partidarios
del marxismo se presentan suavemente como "liberales".
En fin, ahora es evidente que la crisis de 1929 fue pre-
fabricada para cambiar el régimen estadounidense. Y a
la vez para apuntalar al marxismo de la URSS en la cri-
sis que se le avecinaba.
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